Ensayo

Volcanes dormidos

Rosa Regás y Pedro Molina Temboury

12 enero, 2006 01:00

Rosa Regás y Pedro Molina Temboury. Foto: Ed. B

Premio Grandes Viajeros. Ediciones B. 290 págs. 18 e.

El premio Grandes Viajeros de 2004 lo obtuvo Mónica Sánchez Lázaro con Memorias del Mato Grosso. En 2005, la séptima edición de este premio ha sido para un libro de nuevo dedicado al continente americano y sensible a la miseria del Tercer Mundo.

Rosa Regás y Pedro Molina Temboury viajaron juntos por Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá y escribieron también juntos este excelente trabajo. Se lanzaron a la aventura iluminados por un viajero del XIX que les iba abriendo camino, John L. Stephens, un americano que quiso llevarse en piezas las ruinas de Copán (Honduras) a Nueva York, siguiendo el modelo de los británicos en su saqueo de Atenas. Junto al explorador, les acompañan libros clásicos vinculados a la geografía visitada: Miguel ángel Asturias, Roque Dalton, Ernesto Cardenal, Sergio Ramírez, Carlos Luis Fallas, Graham Greene o Jane Bowles.

El viaje empieza en Guatemala y concluye en la cosmopolita y próspera Panamá, pero se justifica con la memoria y el retrato de las tierras arrasadas por la marginación de los indígenas y las prolongadas luchas entre guerrillas y el ejército, cuando no por los terremotos. Ahora Centroamérica duerme, pero, como los volcanes, puede estallar inesperadamente si la miseria se hace insoportable, aviso que los autores dan con cierta fe en la nobleza de las masas, capaces de movilizarse ante la inminente guerra de Irak que se cocía mientras ellos viajaban. Ahora duermen los volcanes, pero los dragones que asolaron los derechos humanos coleaban cuando nuestros viajeros se internaron en su territorio. El general Ríos Montt pretendía violar la constitución guatemalteca y presentarse a unas elecciones con un genocidio a sus espaldas.

Es especialmente interesante el análisis sociológico que despliegan Molina y Regás, atentos a la ebullición de iglesias que se reparten la sumisión de las gentes. Se nos cuenta la historia negra de la conquista, del encuentro de civilizaciones, de la aniquilación de un tesoro cultural y humano por parte de la intolerancia religiosa o bacteriológica. Sin embargo, nos estremece más lo que los hijos de aquellos conquistadores siguen perpetrando hoy. Nuestros viajeros conocieron a un belga en Nebaj que se les antojó un Lord Jim; también al hijo de Miguel ángel Asturias, que adoptó el nombre -y la lucha- del personaje de la novela de su padre Los hombres del maíz, Gaspar Ilóm. En El Salvador, comparten mantel con tres destacados ex dirigentes de la extinta guerrilla y hurgan en la ejecución del poeta Roque Dalton por sus propios compañeros. El libro está lleno de jugosa información. Y hay denuncia: los autores constatan que estas tierras, para España, no son más que un terreno abonado en el que hacer negocios. "Y punto". Ellos no ven nada más.