De la autobiografía
José María Pozuelo Yvancos
19 enero, 2006 01:00José María Pozuelo Yvancos. Foto: Archivo
La publicación de La vida secreta de Salvador Dalí fue motivo de enfrentamiento entre el pintor y Luis Buñuel, quien en su obra también autobiográfica Mon dernier soupir pone en boca de su viejo amigo lo siguiente: "He escrito ese libro para hacerme un pedestal a mí mismo. No para hacértelo a ti".
Por lo que a nuestras letras se refiere ya no es cierta la escasez de textos autobiográficos que denunciara Guillermo de Torre, y lo mismo se puede afirmar a propósito de la reflexión y la crítica sobre ellos. Pozuelo Yvancos se suma ahora a tan cumplida cohorte con una obra muy bien equilibrada entre la disquisición teórica y el análisis concreto de relevantes autobiografías españolas, inglesas y francesas. Pozuelo Yvancos publicó en 1993 su Poética de la ficción, el mejor aval para abordar la cuestión más disputada acerca de la autobiografía. Porque autores como Paul de Man o Derrida contribuyeron a desequilibrar la balanza a favor de la ficcionalidad de la escritura autobiográfica en contra de su estatuto, aparentemente natural, de veracidad. En los últimos tiempos parecía haber triunfado la primera de ambas posturas, muy próxima a la llamada "deconstrucción", por lo que es de agradecer que Pozuelo Yvancos haya rescatado, matizadamente, la visión contraria, consistente en reconocer la base referencial de la autobiografía. En definitiva, que el yo literaturizado sea una construcción verbal "no empece que la autobiografía sea propuesta y pueda ser leída […] como un discurso con atributos de verdad" (p. 43).
Quien tal tesis sustenta lo hace desde una consideración fundamentalmente pragmática de lo literario, es decir, desde su funcionamiento real en la comunidad establecida entre autor, texto y lector. A este respecto Lejeune puso en circulación un concepto fértil, el del "pacto autobiográfico", y así propone a los textos de esta índole como discurso de verdad que solicita ser leído con tal valor; pero es de notar que Pozuelo Yvancos sabe muy bien hasta qué punto la limitación o manipulación del corpus textual sobre el que un teórico trabaja puede condicionar las conclusiones a las que llegue en su pesquisa. Por eso, amén de continuas referencias a los cultivadores del género instituido por Agustín de Hipona y Rousseau, la segunda parte de su libro está dedicada a estilos de la autobiografía tan diferentes como los de Alberti, el propio Castilla del Pino, Caballero Bonald, Philip Roth o Barthes.