Ensayo

El libro de Jack. Una biografía oral de Jack Kerouac

Barry Gifford y Lawrence Lee

13 abril, 2006 02:00

John Cohen

Traducción de Juan Mari Madariaga. Bronce. 327 páginas, 22’50 euros

Lucien Carr dijo de Kerouac: "Subió a una montaña de libros y de fama de la que luego tuvo que bajar... Los medios lo habían convertido en algo que no quería ser". Tal vez la Beat Generation fue la primera generación literaria que desde su nacimiento fue voceada y manipulada por los mass media. Y tal vez Kerouac fue su mayor víctima.

Era la Norteamérica de Eisenhawer, donde la complacencia y el conformismo se aliaban a los valores conservadores, y donde, en literatura, se repartían el pastel los del New Criticism, con su fondo académico y sus formas elitistas, y el sector de la izquierda política que se reunía en torno a la "Partisan Review". Fue en ese momento cuando saltaron a la arena pública un grupo de jóvenes escritores de modales convulsos, de apariencia marginal, cuya forma de gritar obscenidades no tenía que ver tanto con una muestra de rebeldía contra el sistema sino con la decisión de tratar todo aquello con desprecio. Los beats fueron, como dijo Kerouac, un puñado de hombres que salían buscando experiencias sexuales, pero su postura literaria populista, directa y elocuente, sirvió para dinamitar el aburrimiento con que muchos de los lectores de aquel momento miraban la literatura de su época. La ridiculización que de ellos hizo el stablishment ha durado casi hasta hoy: analfabetos literarios, locos, asociales, borrachos. Aunque la reacción de escritores que vieron en ellos un eslabón más en la cadena de los movimientos de ruptura en la literatura los ha salvado del olvido.

Una de esas reacciones es este libro de Barry Gifford y de Lawrence Lee, aparecido en 1978 y traducido por primera vez al español. Una biografía donde se da voz a los principales protagonistas ( amigos y enemigos) para que ofrezcan sus versiones sobre hechos determinantes de Kerouac y los suyos. Y donde se pretende establecer una narración coral a través de la memoria. Gore Vidal, Ginsberg o Burroughs, entre otros, dan su testimonio aquí, sin despreciar el de algunas de las mujeres, o el de aquellos amigos anónimos de la infancia, del alcohol o del mar. Es un retrato apasionante de voces y de silencio. De los límites de la pasión. Pero, sobre todo, el resultado de conseguir trazar la cara oculta de la vida de Kerouac, tanto en su natal Lowell (Massachussets) como en el Nueva York de los 50 o en sus múltiples errabundajes por los EE. UU. Una biografía que es una crónica y un documental y donde además se establece un diálogo posterior entre las personas con quienes se cruzó y los personajes que poblaron sus libros.

Gifford y Lee son sinceros, con esa sinceridad anglosajona que aspira a un cierto grado de verdad. Por eso al retratar su vida sentimental nos presentan a un Kerouac a veces volátil, con una volatilidad fruto del desarraigo, del aspirante a una moral al margen, como cuando se enreda con su amigo Neal Cassady y la mujer de éste en un triángulo de pasión sexual y vicios clandestinos, o cuando se trata el tema de su bisexualidad. Por supuesto en alguien como Kerouac los vicios quedan suficientemente retratados. Ahora bien, la verdadera propuesta de Gifford y de Lee es demostrar que el genio de Kerouac no se agotó en su estupenda novela En el camino, sino que construyó una obra donde al estilo de "prosa espontánea" empleado en On the road le siguió un estilo explosivo y desordenado que tenía que ver con su propia vida errante y abismal. Una obra donde su propia biografía está tratada en toda su tragedia y en ella nos asomamos a la otra cara del mito: la de la infelicidad, la de la depresión y la autodestrucción.

¿ Es un libro desmitificador? Sólo para quien no se haga cargo de frases como ésta: "Fue un hombre incapaz de soportar su propio éxito, de formar una familia propia, de hallar la paz, de atender a su arte". Pobre Kerouac, fue un genio terriblemente convencional al que la clase de éxito que tuvo (ese éxito por el que las mujeres deseaban acostarse con él y los media lo convirtieron en un icono de la nueva juventud) le trastornó para el resto de su vida.