Ensayo

La mirada esquiva. Reflexiones sobre Estado y ciudadanía en los Andes

Marta Irurozqui (ed.)

25 mayo, 2006 02:00

Evo Morales con un líder andino

Siglo XXI/CSIC, 2005. 385 págs. F. Morelli: Territorio o nación. CEPC, 2005. 310 págs.

La lectura de algunos buenos libros de historia nos ayuda a comprender lo que está sucediendo en el mundo andino a comienzos del siglo XXI, al poner de relieve que la región no está conformada por el panorama en blanco y negro que nos muestran algunos analistas y medios de comunicación.

Los éxitos electorales de Evo Morales en Bolivia y de Michelle Bachelet en Chile; el triunfo de Oyanta Humala y Alán García en la primera vuelta de los comicios en el Perú; la actividad populista de Hugo Chávez en Venezuela; y las tensiones preelectorales en Ecuador muestran la existencia de un panorama diverso. No obstante, algunos investigadores no dejan de repetir que la situación actual de la región no es sino la consecuencia natural de la "ficción democrática" que se dio durante los siglos XIX y XX. El neopopulismo -dicen- es la herencia de la construcción de Estados de Derecho deficientes gestionados de forma fraudulenta y conformados por una ciudadanía imperfecta.

El libro editado por Irurozqui tiene innumerables aciertos. Los autores y temas están bien elegidos y la presentación de los resultados de las investigaciones es excelente. A través de 12 capítulos escritos por especialistas de renombre internacional, el lector puede comprobar que existen distintos ángulos para analizar una misma realidad. Entre las lecciones que se obtienen de la lectura del libro destaca que la ciudadanía en la región andina no tuvo un discurrir homogéneo y lineal sino que fue un proceso con avances y retrocesos (por lo que no puede etiquetarse de fracaso la historia política de los siglos XIX y XX), que las formas de acción social y política no deben subordinarse a modelos interpretativos foráneos como el del Estado de la Europa noroccidental, que el poder político no se ejerció siempre de forma ajena y distante al conjunto de la sociedad, que la sociedad civil no fue un fenómeno ni inexistente ni débil, que las elecciones no fueron una farsa permanente, y que los distintos espacios de participación política que se fueron abriendo fueron capaces de ir incorporando a una población heterogénea.

El sólido libro de Pilar García Jordán (Cruz y arado, fusiles y discursos. La construcción de los orientes en el Perú y Bolivia, 1820-1940, Instituto Francés de Estudios Andinos, Instituto de Estudios Peruanos, Lima) analiza cómo las actividades misioneras ayudaron en Perú y Bolivia durante todo el siglo XIX y la primera mitad del XX a transformar a los grupos étnicos de las regiones amazónicas más alejadas (los "orientes"). La autora subraya que los grupos dirigentes peruanos entendieron la ocupación de sus fronteras orientales como un mecanismo indispensable para la modernización del Estado republicano y explica por qué en el caso boliviano no se dio un proyecto modernizante de las mismas características en la región de Santa Cruz.

Por último, la minuciosa investigación de Federica Morelli en Territorio o nación demuestra que fue complicado construir una soberanía única y centralizada en Ecuador a comienzos del siglo XIX debido a que el Estado se estructuró sobre la base de la existencia de diferentes unidades territoriales con situaciones geográficas y sociopolíticas diversas, dotadas cada una de ellas de una autonomía y de unos privilegios particulares. El rompecabezas municipal dificultó la conformación de un Estado moderno centralizado, pero ello no debe entenderse como un fracaso, sino como una forma distinta de organización de su arquitectura interna.

Los textos seleccionados ayudan a combatir algunos estereotipos. Las elecciones no fueron una completa parodia, sino que sirvieron para avanzar en los procesos de occidentalización; los programas de modernización de las poblaciones no occidentales, lejos de representar una derrota, muestran el complicado juego de fuerzas entre los diversos actores socio-políticos; y el conflicto entre territorio y nación no tiene por qué ser comprendido como un problema irresoluble. Los libros reseñados ayudan a combatir el pesimismo de aquellos que piensan que se está caminado hacia atrás. A menudo, los que ven el futuro oscuro parten de la idea de que el pasado fue un fracaso. La Historia nos debe servir para releer críticamente el pasado a fin de poder imaginar con mayor libertad las distintas opciones de futuro.