Ensayo

Cabaret místico

Alejandro Jodorowsky

6 julio, 2006 02:00

Madrid, Siruela. 2006. 286 páginas.21’90 euros

Poeta, novelista, vidente, actor, Jodorowsky ha estudiado la Cábala y el Tarot, las doctrinas filosóficas y los libros sagrados, para comprender las causas de la infelicidad humana. Jodorowsky recrea el método de las escuelas socráticas. Habla desde un pequeño escenario, sin luces, música o decorado. Improvisa su parlamento, pues no pretende ser un personaje, sino una persona tratando de encontrarse a sí misma.

Jodorowsky entiende que el malestar se convierte en salud cuando se adquiere la "Consciencia plena" de las causas que nos determinan. Ese saber sólo se consigue desviándose del canon epistemológico del saber occidental. Hay que acudir al Bhagavad-Gita, a los Upanishad, al Tao-Te King o al menospreciado Tarot. Sólo una disposición abierta y nada solemne nos permitirá avanzar hacia el bienestar interior. Se inspira en un aforismo de Wittgenstein para justificar la importancia del humor: "El saber y la risa se confunden". El chiste, las fábulas y los cuentos populares reflejan un entendimiento de la psicología humana que nos permiten trascender prejuicios e inhibiciones. El miedo a la muerte se debilita ante el humor. La humanidad es algo muy serio, pero el individuo es irrisorio. El individuo muere, pero la vida nunca se extingue. El yo no es nada si olvida las infinitas transformaciones de las que procede. El cosmos sólo puede entenderse como una cadena en la que lo uno y lo otro se confunden. "Yo soy todo porque soy al mismo tiempo yo y los otros".

Desde Anaxágoras ("todo está en todo"), Heráclito ("la armonía surge de la fusión de los opuestos") y Hegel ("El Espíritu se objetiva en lo otro para conocerse a sí mismo"), el principio de Analogía ha inspirado a la poesía y la ciencia. Frente al Dios que actúa desde fuera del Cosmos, el Dios al que apela Jodorowsky coincide con el de la tradición mística. Es un Dios interior. Hay que volver los ojos hacia dentro para descubrir su presencia.

Jodorowsky considera que el concepto de personalidad es una enfermedad, pues la educación no está orientada hacia la libertad, sino hacia la imposición de un modelo. El niño sufre desde pequeño el acoso de padres y educadores para que se adapte a sus expectativas. Su malestar se convierte en patología cuando experimenta la frustración de no ser como otros esperaban. La culpabilidad es una forma de violencia que mantiene el vínculo con el padre, la madre o el educador. Jodorowsky admira a Freud, pero estima que el psicoanálisis no reparó en que el hombre es algo más que lenguaje. Freud no advirtió la necesidad de trabajar con el cuerpo. La imposición de manos es una vieja técnica sanadora que cura "al entrar en contacto con el cuerpo, el alma y el espíritu del que nos necesita".

Cabaret místico es algo más que una sucesión de conferencias y chistes. Es una experiencia que ensancha nuestra percepción de la realidad. Genial, irreverente, heterodoxo, polémico, Jodorowsky nos ofrece un viaje que no exige un recorrido lineal. Podemos abordar el libro por el principio, la mitad o abrirlo al azar. De cualquier modo, nos iluminará y nos obligará a repensar nuestra concepción de Dios, el hombre, el azar, la salud y la felicidad.