Ensayo

Formas de historia cultural

Peter Burke

27 julio, 2006 02:00

Burke analiza el Carnaval en Europa y América. En la imagen, El Carnaval lisboeta de 1912

Traducción de Belén Urrutia. Alianza. Madrid, 2006. 302 páginas, 18 euros

Profesor de Historia Cultural en Cambridge, Peter Burke (Inglaterra, 1937) explicaba en una entrevista cómo surgió su pasión por esta rama de la historia: "En primer lugar porque pensé hacer carrera como pintor o como restaurador en los museos; siempre sentí una gran atracción por la cultura visual. Como académico e como historiador, pensé al menos en abor-
dar la historia de las artes y después, como hijo de los años 60, sentí el impulso de escribir y de no hacer sólamente historia de elites. Mi inspiración fue la sociolinguística o sociología del lenguaje, la etnografía del hablar o la etnografía de la comunicación, porque no pertenezco a ninguna escuela específica y hay varias escuelas entre los lingöistas de hoy. Mi objetivo es integrar el lenguaje en la historia social, e integrar el aspecto social en la historia del lenguaje". Quizá por eso, afirmaba que para él, "el papel de la historia de la cultura es hacer la traducción cultural. Precisamos más de una traducción cultural entre el pasado y el presente".

El autor, catedrático de la prestigiosa Universidad de Cambridge, es uno de los historiadores más interesantes de las últimas décadas, lo que se debe en parte a su permanente interés por explorar territorios fronterizos, buscar nuevos tipos de historia o tratar de aplicar la mirada del estudioso a cuestiones tan resbaladizas como las que forman parte de una historia de la cultura, entendida ésta en el más amplio de los sentidos y siempre crítica con sus propias fuentes, métodos y planteamientos. Aunque no toda su obra ha sido traducida, el lector dispone en español de una amplia representación de la misma. Los avatares de El Cortesano: lecturas e interpretaciones de uno de los libros más influyentes del Renacimiento (Gedisa, 1998) y La cultura popular en la Europa moderna (Alianza, 1990) son dos muestras de su acercamiento a los sectores culturales básicos de las sociedades modernas: las elites y el pueblo, si bien Burke no acepta la existencia de fronteras rígidas entre ambos, sino que aboga por la permeabilidad e influencias mutuas.

Su historia cultural está fuertemente vinculada a la historia social, como muestran sus libros: Venecia y ámsterdam. Estudios sobre las elites del siglo XVI (Gedisa, 1996), El Renacimiento Italiano: cultura y sociedad en Italia (Alianza, 2001), o Historia social del conocimiento: de Gutemberg a Diderot (Paidós, 2002). Pero su obra cumbre -en la interrelación entre historia cultural y política- es en mi opinión La fabricación de Luis XIV (Nerea, 2003), libro en el que demuestra hasta qué punto la imagen del Rey Sol es una creación hábil e intencionada, basada en medios como la representación o la propaganda, y destinada a la consecución de unos objetivos políticos de dominio absolutista, tanto dentro como fuera de Francia.

La preocupación por la metodología queda patente a lo largo de toda su obra, como lo prueban, entre otros, sus títulos: Sociología e Historia (Alianza, 1987), La Revolución historiográfica francesa: la escuela de los Annales (1929-1984) (Gedisa, 1993), Formas de hacer historia (Alianza, 2003), o Visto y no visto: el uso de la imagen como documento histórico (Crítica, 2005). En Formas de Historia cultural nos presenta once artículos suyos que podemos agrupar en dos categorías diferentes: Los propiamente metodológicos, en los que trata de cuestiones como los orígenes de la historia cultural, las diversas formas de la misma, o la importancia y las deficiencias de la historia de las mentalidades. Y un segundo tipo de trabajos en que, sin abandonar su omnipresente preocupación metodológica, aborda cuestiones más precisas como la historia de los sueños, la de los gestos, la comicidad, los viajes y las visiones transmitidas por los viajeros, la interrelación entre las esferas pública y privada, el impacto de los libros de caballerías en el Nuevo Mundo, o el fenómeno del carnaval en Europa y América. El objetivo preferente de su enfoque es la Italia del XVI y XVII, sobre la que es un consumado especialista, aunque trata de romper tales fronteras geográficas y cronológicas y centra en el Nuevo Mundo, especialmente en Brasil, sus estudios sobre los libros de caballerías o el carnaval.

Fuertemente vinculado a la antropología y la sociología, sus escritos son una reflexión permanente sobre el conocimiento histórico, en el intento de acercarnos al pasado de la manera más completa, extensa -de ahí su obsesión por los nuevos temas- y depurada posible, lo que nos exige prescindir de los múltiples prejuicios y anteojos -muchos de ellos inconscientes- que nos suministra nuestra propia conformación cultural. Para quien desee explorar las nuevas fronteras de la historia en el ámbito de la cultura, la lectura de Burke resulta ineludible.

En este sentido, el libro que hoy presentamos aporta al público español una nueva serie de trabajos suyos -no todos del mismo valor-, aunque plenamente significativos de sus intereses historiográficos y su forma particular de acercarse al pasado.