Ensayo

La soledad de la República

Ángel Viñas

30 noviembre, 2006 01:00

Voluntario de las Brigadas Internacionales. Foto: Archivo

Crítica. Barcelona, 2006. 551 páginas, 18 euros

La producción intelectual de ángel Viñas ha venido marcada por su triple faceta de economista, historiador y alto funcionario en organismos internacionales. Esa condición polifacética, bastante inusual en nuestro contexto, ha dado en su caso como resultado no una dispersión en los asuntos tratados sino todo lo contrario, una obra coherente, enriquecida con esas diversas perspectivas, cuyos hitos vienen representados por libros tan señeros como El oro de Moscú, seguido por una monografía sobre los pactos entre España y USA (En las garras del águila) y, últimamente, el análisis del funcionamiento de la Comisión Europea a partir de su propia experiencia en la misma (Al servicio de Europa).

En este volumen, que se anuncia como el primero de una trilogía que versará sobre la República en guerra y las coordenadas internacionales, Viñas vuelve a sus preocupaciones iniciales, que no son el franquismo ni la integración europea de España, sino el conflicto de 1936-1939 y, sobre todo, ese rompecabezas del tablero geopolítico del momento que, según enfatiza en diversos momentos en este libro, resulta imprescindible desentrañar si queremos comprender la evolución de los acontecimientos en el interior de la península.

En contraste con el tipo de publicación que viene siendo usual en los últimos años en el ámbito historiográfico (volúmenes anecdóticos y superficiales, meras síntesis en el mejor de los casos, a menudo simples refritos), he aquí un libro a la vieja usanza, dicho sea con el mayor de los respetos: quiero decir con ello que es el producto de una investigación que ha llegado hasta donde a día de hoy se puede llegar, con un dominio magistral de una bibliografía actualizada y, lo que es más destacable, con un apabullante acopio documental (en buena parte material inédito) procedente de más de veinte archivos nacionales y extranjeros, entre ellos algunos rusos que deparan pequeñas sorpresas. El resultado en este sentido es una obra extraordinariamente minuciosa, exhaustiva, dirigida por todo ello más al especialista que al gran público, pese al patente y loable esfuerzo que ha hecho el autor para escribir en un lenguaje accesible.

Si obviamos lo indiscutible, ese carácter de trabajo denso y bien hecho, otra cosa distinta a considerar sería el contenido propiamente dicho y, en especial, las conclusiones a las que llega Viñas que, mucho me temo, no terminarán de convencer a los analistas e historiadores críticos con la República. El subtítulo del libro resume de modo impecable su tesis: el abandono de las potencias democráticas (con especial responsabilidad británica) fuerza a la República a buscar amparo en la Unión Soviética, el único país que a las alturas de septiembre del año 36 podía ayudarle de manera efectiva. Se trata por tanto de un viraje forzoso, último eslabón de una cadena de hechos consumados. Mirado desde la orilla española no es exacto sostener que fuera el fruto de una convergencia ideológica; desde la parte soviética es una simplificación inaceptable hablar tan sólo de designio maquiavélico y criminal. Al contrario, ángel Viñas se detiene en considerar las vacilaciones de Stalin, desmenuzando en unas páginas interesantísimas (277-288) lo que impulsó finalmente al dictador a implicarse en una contienda tan lejana de sus fronteras e intereses inmediatos.

La personalización de ese planteamiento lleva a una defensa acérrima del Negrín hacendista (y obviamente de su gestión del famoso oro), con una paralela descalificación como inconsecuentes o mendaces de todos los que se le opusieron, incluyendo a sus compañeros de partido (Indalecio Prieto, Caballero). En consonancia con ello, Viñas no deja títere con cabeza en todo lo que huela a criterios "revisionistas" (de Stanley Payne a Bennassar). Quizás lo que más pueden reprocharle estos sectores al autor es que para ese viaje y, sobre todo, para arribar a esa meta, no hacían falta tantas alforjas documentales. ángel Viñas podría argöir que no pretendía alcanzar por fuerza conclusiones novedosas, sino simplemente demostrar empíricamente, o sea, con datos incontrovertibles, determinadas interpretaciones largamente arraigadas en la historiografía progresista.