La diosa Fortuna. Metamorfosis de una metáfora política
José María González
11 enero, 2007 01:00En cuanto a la relevancia de la metáfora de la diosa Fortuna, a cuyas sucesivas metamorfosis está dedicada esta exhaustiva investigación, baste con recordar que dicha diosa ha sido concebida tradicionalmente como "una personificación de los elementos de la vida humana en los que el azar, la suerte, el destino o el riesgo juega un papel importante". Y a nadie se le oculta que todas las dimensiones de nuestra vida tienen un componente de azar no dominable mediante la fuerza de la razón. La segunda idea remite a la convicción del autor de la necesidad de poner en juego en este tipo de trabajos, con ambición interdisciplinar, enfoques propios de las nuevas formas de la historia cultural, la sociología, la filosofía, la literatura y la iconografía.
Consciente de la relevancia iconográfica de la Fortuna, que atraviesa todas las épocas, primero como diosa del mar y del tiempo, después como metáfora del azar, José María González reconstruye en la primera parte de su obra, dedicada a la presencia de la inquietante diosa en el Renacimiento y el Barroco, sus metamorfosis sucesivas en la literatura y la emblemática, así como en las artes plásticas europeas. Va de suyo que su reconstrucción atiende de modo minucioso al sentido y condiciones de la adaptación al marco cristiano del tema pagano de la Rueda de la Fortuna, generador de nuevas metáforas, como la del baile de la vida humana o la del barco que sortea los escollos de una mar embravecida. No menos rica, atenta al matiz y a las connotaciones culturales generales del tema es la exposición a que, tras su ejemplar recorrido iconográfico, procede el autor, completando así la primera parte de su obra, de su presencia histórico-filosófica en la época romana, en el Renacimiento y en el Barroco, así como en Saavedra Fajardo. Especial interés tienen en cualquier caso, atento en su original presentación de la relación entre Fortuna y Virtud en Maquivelo, como de los hitos fundamentales de la Fortuna en las literaturas europeas.
La segunda y última parte -la más original y ambiciosa, en cuanto a potencia teórica, de esta obra- gira en torno a los regresos de la diosa Fortuna en nuestra época. Weber y Nussbamm, Elster y Rawls, Beck y tres de los grandes testigos del poder de la Fortuna en el campo de concentración son convocados por el autor con este fin. La lógica de esta decisión obliga al autor a ocuparse de algunas de las cuestiones más acuciantes de nuestro tiempo o, sin más, del destino humano: ¿podemos domesticar en alguna medida la suerte -como pretende Elster- sometiendo a control la aleatoriedad del universo? ¿Entra dentro de las posibilidades humanas la transformación de las contingencias de la mala suerte en justicia, como pretende Rawls? ¿No es dado encontrar, como pretende Nussbaum, alguna relación efectiva entre razón y fortuna?
En cualquier caso, estamos ante la aportación más completa de las hoy disponibles a un tema que a nadie puede dejar indiferente.