Ensayo

En Europa

Geert Mak

8 febrero, 2007 01:00

Muchos criminales de la Guerra de los Balcanes siguen libres

Traducción de G. De Sterck. Destino. 1023 págs., 22 euros

El periodista holandés Geert Mak dedicó el año 1999 a viajar a través de toda Europa, en busca de testimonios acerca del siglo que estaba a punto de terminar. El resultado fue un extenso libro, a caballo entre el relato de viaje y la divulgación histórica, en el que pretende recrear lo que ha sido la historia de los europeos en el siglo XX.

En Europa ha tenido un gran éxito de ventas en su país de origen y se ha traducido luego a otras lenguas, aunque cabe preguntarse cuántos compradores han leído sus casi mil apretadas páginas. En realidad, no es un libro que yo recomendaría leer entero y de un tirón. Se disfruta más si se leen al azar algunos de sus capítulos, siempre amenos y bien traducidos al español, pero que presentan escasa conexión entre sí. Entre la masa de resúmenes históricos, entrevistas y descripciones de personas y lugares, el lector encontrará informaciones relevantes y anécdotas curiosas sobre un montón de temas, aunque no siempre las afirmaciones del autor resulten del todo fiables; uno no se convierte en un experto de historia de Europa por dedicarle doce meses de viajes, conversaciones y lecturas. Respecto a nuestro país, por ejemplo, parece creer que el gobierno se ha negado siempre a desmentir la versión franquista sobre el bombardeo de Guernica y que la guerra civil sigue siendo un tema tabú para los estudiosos españoles.

En mi opinión, los capítulos más interesantes del libro son aquéllos que se ocupan de los últimos veinte años del siglo y se centran en la caída del comunismo. Mak ofrece en ellos algunas entrevistas interesantes, en las que se evoca la vida bajo la dictadura, las esperanzas suscitadas por el cambio y las dificultades para adaptarse al entorno competitivo de la economía de mercado. Los entrevistados no suelen ser políticos destacados ni intelectuales de relieve, sino personas comunes, con alguna excepción, como la del ministro holandés Ruud Lubers, quien se refiere a la Unión Europea, la reunificación alemana y el papel de Helmut Kohl. En Berlín Mak se entrevista con el periodista que editó los fascinantes diarios de Klemperer; en Niesky observa la transformación de la antigua RDA a través de los cambios producidos en esta pequeña localidad; en Gdansk visita los astilleros, ya en declive, en los que se gestó la revuelta contra el comunismo; en Chernobil recorre el área contaminada por la explosión de la planta nuclear que en 1986 reveló todas las deficiencias del sistema soviético; en Novi Sad observa los efectos del bombardeo de la OTAN contra Serbia; en Srebreniça evoca la matanza de musulmanes que un batallón holandés de la ONU no consiguió evitar. En conjunto su versión no es optimista. No ignora los avances que se están produciendo en muchos países del antiguo bloque soviético, pero tiende a fijarse en los problemas surgidos por el hundimiento de un sistema que negaba la libertad a los ciudadanos y les condenaba a un nivel de vida mediocre, pero les ofrecía empleo estable y servicios sociales gratuitos. El guía que le enseña a Mak la ciudad fantasma junto a la central de Chernobil, convertida en una Pompeya del siglo XX, recuerda con cierta nostalgia aquellos años en que todos los niños estaban bien cuidados y, además, chicos y chicas podían ena-morarse sin preocupación de si su pareja era rusa o ucraniana. Caído el comunismo, es el espectro del nacionalismo el que reaparece.