Image: Valle-Inclán. Biografía cronológica. Epistolario

Image: Valle-Inclán. Biografía cronológica. Epistolario

Ensayo

Valle-Inclán. Biografía cronológica. Epistolario

Juan Antonio Hormigón

1 marzo, 2007 01:00

Valle-Inclán. Dibujo de Grau Santos

Publicaciones de la Asociación de Directores de Escena de España. Madrid, 2006. 2 vols. I. 849 págs.

Las cosas del palacio valleinclaniano van despacio, pero la mantenida vigencia de un escritor que se adelantó estéticamente a su tiempo permite esa parsimonia con que se acaban resolviendo asuntos tan importantes como la edición de sus Obras Completas o la fijación de los términos verídicos de su trayectoria biográfica. En cuanto a lo primero, casi sesenta años después de la lujosa edición en dos volúmenes de Rúa Nova, Joaquín y Javier Valle-Inclán Alsina nos ofrecían en 2002 un texto fiable y legible de la prosa, la poesía y el teatro de su abuelo; le llega ahora el turno a la biografía de la mano de Juan Antonio Hormigón, que ya cuando el cincuentenario de la muerte del escritor gallego había aportado una cronología, un epistolario y una recopilación de sus escritos dispersos. Sobre aquella planta nos ofrece ahora la primera parte de una biografía cronológica, que comprende desde 1866 a 1919, y una completa recopilación, en volumen exento, de las cartas de Valle-Inclán, y nos deja a la espera del tomo intermedio que recogerá los años últimos de su vida.

Si la obra completa de Valle fue empresa ardua y revisable, otro tanto cabe decir de su biografía. él mismo se recreó ficticiamente a través de la figura de Bradomín, pero hizo también de su persona un auténtico personaje, jalonando su vida con espléndidas actuaciones que han dado lugar a un sinfín de anécdotas, unas ciertas, otras totalmente falsas. Nada extraño que sucesivos biógrafos, desde Fernández Almagro (1943) hasta Alberca y González (2002), hayan sucumbido ante la tentación de ese material tan literario que aprovechó Mariano Tudela para narrar la "vida y milagros" de don Ramón en un libro que acaba de distribuir la Fundación Valle-Inclán.

Hormigón ha abordado la esforzada tarea de ordenar cronológicamente todos los datos "objetivos u objetivables en torno a Valle-Inclán" sirviéndose de una amplísima base documental, de biografías, memorias, diarios, testimonios, fotos, cartas e investigaciones puntuales de gran número de estudiosos a los que reconoce sus aportes, como por ejemplo a las componentes de la Cátedra Valle-Inclán de la Universidad de Santiago de Compostela que acababan de publicar un minucioso estudio acerca de la etapa de don Ramón como director de la Academia de Roma. Así, año a año, y casi día a día, ha ido disponiendo toda la información contrastada sobre las andanzas del biografiado, a lo que se añaden, en tipografía diferente, documentos o textos que avalan los datos reseñados y los comentarios del propio Hormigón.

El mero acopio, criba y clasificación de todos los datos ya conocidos constituye de por sí suficiente mérito como para considerar esta obra como absolutamente imprescindible, pero no sería justo obviar las propias aportaciones del autor, como la precisión médica con que se describe el proceso por el que a Valle-Inclán le fue amputado el brazo, la determinación de las circunstancias económicas que le acompañaron, no tan precarias como la leyenda ha consagrado, la valoración ponderada de su deriva carlista o la muy justa atención que aquí se presta a la carrera teatral de Josefina Blanco, a quien Alejandro Sawa consideraba "la mejor ingenua de España". Mucho me han interesado también los detalles del prolijo currículo de Valle como duelista, con la trascripción, incluso, de las actas redactadas por los padrinos de aquellos lances de honor que quizá podrían seguir prestando, de no estar civilizadamente ilegalizados, eficaces servicios para la distensión de nuestra crispada vida pública en la actualidad. Y todo con un elevado nivel de rigor, que no empañan errores de minucia como, por caso, los que afectan a los apellidos de Sofía Casanova y Ernest Martinenche, o al título de la novela de Rodríguez Carracido La Muceta Roja.

Cuando se publique el segundo tomo de esta obra podrá afirmarse que por vez primera conocemos la trayectoria biográfica de Valle-Inclán con un elevado grado de certeza y exhaustividad (y con inevitables lagunas, como en el caso de la posible estancia de nuestro escritor en Cuba en 1893). Sólo entonces comenzará a ser viable la elaboración de la gran biografía de Valle que el propio Hormigón o alguien beneficiario de su generoso esfuerzo acabará escribiendo, en la estela de otras obras de la misma estirpe como la de Rainer Stach, que en 700 páginas reconstruye cinco años de la vida de Kafka, o Thomas Mann. La vida como obra de arte de Hermann Kurze, por mencionar sólo dos ejemplos monumentales publicados ya en nuestro siglo.