Ensayo

Hamas: La marcha hacia el poder

Carmen L. Alonso

3 mayo, 2007 02:00

Libros de La Catarata. Madrid, 2007. 304 pp. 18 e.

¿Qué es y qué significa el movimiento palestino Hamás? ¿Qué peso real tiene en la política y en la sociedad palestinas? ¿Qué relaciones mantiene con el Islam político de su entorno? ¿Cómo ha sido y sigue siendo su relación con Israel?¿Por qué una de las sociedades más pluralistas y laicas de todo el Oriente Próximo votó tan ampliamente a un movimiento que promueve un orden presidido por la ley islámica y que ha cometido tantos atentados terroristas?

éstas son algunas de las preguntas a las que Carmen López Alonso, profesora de la Universidad Complutense de Madrid y especializada en Oriente Próximo, trata de responder en este libro. Desde una neutralidad admirable, la autora rehace, acudiendo a la mejor bibliografía en inglés y en castellano, el camino del Movimiento de Resistencia Islámico palestino desde sus raíces en la Sociedad de los Hermanos Musulmanes de Egipto, fundada en Ismailiya en 1928 por Hassan al Banna. Académica en estado puro e investigadora rigurosa. López Alonso rara vez aventura una opinión propia sin apoyo en autores de peso. Compara la influencia creciente de los islamistas palestinos a "un río en una inmensa pradera surafricana que dirige sus aguas allí donde hay espacio propicio para ellas", aprovechando los errores de Israel y de las grandes potencias, la corrupción de la OLP, las crisis del petróleo, la revolución iraní, las dos intifadas y el 11-S.

La mayoría absoluta alcanzada por Hamás en las legislativas del 25-I-2006 en los territorios palestinos, no tan impecablemente democráticas como asegura la autora pero modélicas si se comparan con las del mundo árabe, es el resultado del desprestigio sufrido por la Autoridad Palestina y del trabajo durante 34 años del movimiento islámico en la formación de jóvenes, el proselitismo, el rechazo de negociaciones con Israel y la resistencia armada contra la ocupación. El movimiento que hoy conocemos como Hamás nació en 1973, con la ayuda de los Hermanos Musulmanes egipcios, como Centro Islámico de la mano del jeque Yassin. Cuando, en 1988, adoptó el nombre de Hamás, controlaba ya en torno al 40 por ciento de las mezquitas de Gaza. Dando por buena la tesis de Hroub, la autora sostiene que Hamás no recurre a la acción armada hasta 1984-1987, tras un intenso debate interno sobre qué ha de ser lo prioritario: el cambio social y la reforma islámica o la liberación de Palestina. Cuando estalla la primera intifada, en diciembre del 87, la decisión está tomada: las dos estrategias son necesarias. Desde entonces no ha dejado de luchar por la justicia sin renunciar a la espada. Una lectura atenta de la Carta fundacional de la organización en el apéndice 2, aprobada en 1988 y en vigor, justifica todos los temores. En el texto predomina un lenguaje rancio con ecos antisemitas que recuerdan Los protocolos de los sabios de Sión, el libelo del XIX contra los judíos. A años luz de la Carta de la OLP de 1968, la Carta de Hamás no admite otra solución del problema palestino que la yihad (artic. 13), y considera un mandato religioso luchar hasta el final por la recuperación de Palestina.

En su análisis de los distintos rostros (político, social y militar o terrorista) de Hamás, López Alonso contrasta el pragmatismo demostrado por sus líderes en los momentos más difíciles de su corta historia con la intransigencia de su doctrina y deja abierta la puerta de una reforma de la Carta, como la que en 1988 hizo la OLP con la suya. Sólo así sería posible restablecer el diálogo necesario con Israel para la construcción de un verdadero Estado palestino.