Ensayo

Entre una España y la otra

por J. A. Durán i Lleida

10 mayo, 2007 02:00

J. A. Durán i Lleida. Foto: Domènec Umbert

Planeta. Madrid, 2007. 250 páginas. 18’50 euros.

Los libros de políticos en vísperas electorales suscitan lógica prevención. Pero no todos son oportunistas, sumas de slogans o faenas de terceras plumas. Entre las excepciones se encuentra éste de Duran i Lleida, portavoz de Convergència i Unió, que se ocupa de algunos problemas vitales de la realidad española y que le retrata como político y como persona.

Lo más atractivo es lo que dice de la larga y obsesiva fase de reforma del Estatut, cuyo debate tuvo según él "lamentables consecuencias", y del engarce de Cataluña en España. Duran se confiesa nacionalista, aunque no independentista, apuesta por la unidad de España, aunque no con la rigidez con que la conciben algunos desde fuera de Cataluña, y considera desfasada la cuestión de la soberanía. Prueba de su mesura, tantas veces esperada de tantos nacionalistas, es que reconoce que Cataluña también ha de rectificar algunos usos, que no hace bandera del concepto de nación aunque se lo aplique a Cataluña y entienda España como nación de naciones, o que el catalán no ha de ser un peaje que deban pagar los habitantes de la comunidad. Desde el punto de vista formal, habla de "Cataluña y el resto de España" con naturalidad, porque entiende que son dos partes de una misma realidad.

En este sentido, se lamenta de que "las dos Españas", la de Zapatero y la de Rajoy, hagan causa común contra la tercera España, ésa de la integración en la que Cataluña se sienta cómoda. Claro que, como también reconoce, algunos catalanistas radicales han atizado la confrontación que ha impedido que se acepte por todos "la diversidad nacional, cultural y lingöística como un activo patrimonial de España".

Junto a los aciertos del libro, he de subrayar la decepción que provoca el análisis de los sucesos políticos tras el atentado del 11-M, sometido a lo políticamente correcto. El PP aparece como el manipulador, con olvido de manipulaciones notables (hoy sabe todo el mundo, por ejemplo, que Zapatero comunicó a los medios el rumor de que había terroristas suicidas, que fue repicado por una emisora de radio), mientras los SMS en la jornada de reflexión aparecen como "espontáneos". Quizá sea una concesión a la feliz etapa de colaboración con el Gobierno por la que pasa. Pero el libro es interesante por muchas cosas, por su valiente denuncia del laicismo gubernamental desde su condición, que declara, de católico practicante, por su enmienda al diálogo con ETA, por su preocupación por las posibles cesiones a Batasuna… Creo que Duran es sincero. El lector discrepará de algunas de sus afirmaciones, pero no podrá negar que el libro trasluce la figura de un político moderado y recto.