Image: En busca de Montesquieu. La democracia en peligro

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Ensayo

En busca de Montesquieu. La democracia en peligro

Pedro Schwartz

31 mayo, 2007 02:00

Pedro Schwartz. Foto: Javi Martínez

Encuentro. Madrid, 2007. 456 páginas, 24 euros

Existe hoy un amplio consenso acerca de la economía de mercado como el sistema económico más eficaz, pero al mismo tiempo se tiende a admitir la necesidad de una intervención del Estado que garantice a todos los ciudadanos un grado mínimo de bienestar. Así es que el debate tiende a centrarse en los límites y modalidades de esa intervención. En La democracia en peligro Pedro Schwartz adopta en cambio una posición radical, al poner en cuestión el principio mismo del Estado del bienestar, enfrentándose así a los que él denomina "socialistas de todos los partidos", es decir a las tesis dominantes en los países democráticos desarrollados.

De hecho, su tesis es que la democracia mayoritaria facilita la acción de los diversos grupos de interés favorables a la intervención del Estado, con el peligro de que ello acabe con la libre iniciativa individual y por tanto con la propia democracia. Según Schwartz, las instituciones democráticas han dejado de funcionar adecuadamente en todas partes: los parlamentos han cedido la función de legislar al poder ejecutivo o, en el caso de Estados Unidos, legislan al servicio de los grupos de presión; el poder ejecutivo se ha reforzado en exceso; el poder judicial se excede en la interpretación de la ley; partidos y sindicatos son entes de ficción, y los medios de comunicación ejercen de manera irresponsable su poder. Pero el gran enemigo es el que, en palabras de Octavio Paz, llama "ogro filantrópico", es decir, ese estado intervencionista que trata de proteger a los ciudadanos en todos los aspectos de su vida y ahoga así su libertad y su sentido de la responsabilidad, sin llegar a proporcionar nunca los servicios de calidad a los que los ciudadanos aspiran.

Es difícil estar de acuerdo con Schwartz en sus ataques indiscriminados a los servicios de salud gratuitos para toda la población, a la educación pública o subvencionada, a los sistemas de jubilación públicos basados en un sistema de reparto, a la protección del mundo del trabajo, o a la guerra contra la droga. De hecho es improbable que se muestre de acuerdo con ellas ningún político que haya de presentarse a unas elecciones democráticas. De ahí que en ocasiones el lector parezca encontrarse ante un libro, no sobre "la democracia en peligro", sino sobre "el peligro de la democracia". De la misma manera que Ulises tapó los oídos de sus marineros para evitar que fueran seducidos por el canto de las sirenas, Schwartz quisiera salvar a los ciudadanos de su adicción a los servicios gratuitos mediante una limitación de las cuestiones que pueden decidirse mediante el voto mayoritario.

El establecimiento de una autoridad monetaria independiente, como el Banco Central Europeo, capaz de evitar las consecuencias inflacionistas de las presiones políticas, le parece un modelo a seguir. Pero confía sobre todo en que la tendencia a la intromisión del Estado en todas las esferas se vea frenada por el libre mercado, la mundialidad (término que prefiere al de globalización), el progreso científico y técnico y las nuevas tecnologías de la comunicación y la información. En todo caso, esté o no de acuerdo con sus tesis, el lector apreciará el esfuerzo de Schwartz por enfrentarse a uno de los grandes dilemas de nuestro tiempo a la luz de la gran tradición del pensamiento liberal, desde Locke, Montesquieu y Madison hasta Popper, Berlin, Hayek y Sen. Porque, en último término, la cuestión es si concebimos la libertad como Friedrich von Hayek o como Amartya Sen.