Biografía oral del Dalai Lama
Deborah Hart Strober y Gerald S. Strober
7 junio, 2007 02:00Otro aspecto distinto es el de valorar si nos encontramos, como nos avanza la editorial, ante un simple monje compasivo e iluminado o ante un hábil relaciones públicas, al cual ningún tema de nuestro tiempo le resulta ajeno, y que constituye un innegable referente no sólo ético y religioso, sino también político. No en vano, el Dalai Lama es el jefe de un estado sin estado -el Tíbet- que dirige desde 1959 desde su exilio en Dharamsala, en las montañas al norte de la India. Es también este enfrentamiento del "David" tibetano con al "Goliat" chino, el que hace del Dalai Lama una personalidad muy de nuestro tiempo y apegada más a la realidad política que a significados exclusivamente religiosos. Y, sin embargo, el Dalai Lama es, ante todo, el representante más cualificado del budismo, y no sólo por su carga simbólica, sino porque en él se nos ofrece un ser extremadamente espiritual, el cual, en cada gesto libérrimo, en cada palabra, se comporta como ese monje que tiene en la compasión y el amor la fuerza de su magnetismo. ("Mi religión es la bondad", añade él para resumir su personalidad.)
El libro que comentamos es valioso porque nos ofrece gran cantidad de testimonios directos de esa personalidad. Todo es sugestivo y valioso en esta figura que constituye un referente moral para nuestro tiempo; ante todo, porque representa esa otra forma de valorar la vida que supone la sabiduría oriental; algo que atañe no sólo a lo espiritual, sino también a lo físico y a lo mental, a una concepción del mundo que poco tiene que ver con la nuestra, en la que a veces tan poco se respeta el medio natural y la condición humana de la persona. Por eso, el afán del Dalai Lama de fundir en la constitución de su pueblo, ya desde 1963, los principios budistas con la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, avala el sentido social de su misión. Este libro está lleno de testimonios muy reveladores, no sólo sobre su programa social sino también sobre la naturalidad de su persona. Este significativo libro también pone a las claras, por contraste, algunas de esas operaciones comerciales, tan americanas, como la de organizar "a 200 dólares la entrada", eventos en torno a su persona. Afortunadamente, la figura del Dalai Lama sale indemne de estas maniobras que poco tienen que ver con lo esencial de su mensaje.