Garcilaso De la Vega

Uno de los criterios que miden la madurez de una historiografía es la consideración hacia los autores y obras que, por su calidad e influjo, han alcanzado la categoría de clásicos. Leerlos y reeditarlos es un ejercicio siempre gratificante y productivo, pues marcaron en su momento las pautas que hicieron posible el desarrollo de la historiografía posterior. El caso de José Antonio Maravall es paradigmático en tal sentido, y resulta una extraordinaria noticia que el mercado español se vea enriquecido con los trabajos de uno de los más importantes historiadores españoles del siglo XX, ampliamente reconocido fuera de nuestras fronteras. En Italia, por ejemplo, es el historiador español más traducido, y hace tres años la Universidad de Ferrara organizó una jornada de estudios centrada en su obra, cuyo título: Stato, Cultura e Società nella Spagna Moderna: sull’opera di José Antonio Maravall (1911-1986) nos da ya una idea de la amplitud de sus intereses como historiador.

Maravall era esencialmente un historiador de las ideas, centrado en el estudio de los siglos XVI y XVII, aunque ello no le impidió adentrarse en la Edad Media y el siglo XVIII. Su apertura de miras le llevó a estudiar aspectos tan variados como la evolución del concepto de España, el Estado, el pensamiento y las ideas políticas, el levantamiento de las Comunidades, la conformación cultural y mental de diversos grupos sociales, los grandes autores y obras de la literatura española, la pugna entre viejas y nuevas ideas, la cultura del barroco, y otra multitud de cuestiones. En muchas de ellas sus aportaciones han resultado decisivas y mantienen buena parte de su vigencia, pese a los años transcurridos desde la aparición de sus estudios. El influjo de Maravall sobre la historiografía española posterior ha sido enorme, hasta el punto de que pocos de nuestros modernistas podrían considerarse ajenos al mismo. Buena prueba de ello es la recopilación de textos de Historia Militar que han llevado a cabo su discípula y destacada historiadora Carmen Iglesias y Alejandro Diz.

Maravall no era propiamente un historiador del ejército, o de la guerra, término este más amplio que nos proporciona una idea más adecuada del alcance de las cuestiones militares en el Antiguo Régimen; y sin embargo, espigando en sus numerosos trabajos, los autores de la recopilación han sido capaces de aportar un corpus de escritos de indudable importancia, que resulta enormemente útil en un momento en el que la historiografía sobre la guerra -o la historia militar- ha alcanzado entre nosotros un notable desarrollo, como lo demuestran los dos volúmenes de actas del congreso sobre Guerra y sociedad en la Monarquía Hispánica. Política, estrategia y cultura en la Europa moderna (1500-1700), recientemente publicados.

Leer en esta coyuntura las páginas de Maravall nos hace ver hasta qué punto muchos de sus planteamientos nos han ayudado a entender la conformación histórica de los ejércitos españoles. De entre sus múltiples aportaciones, yo destacaría por su vigencia la idea de la "democratización" de la milicia en el tránsito de la Edad Media a la Moderna, la progresiva profesionalización del oficio de las armas al compás del desarrollo de las nuevas monarquías, o el fenómeno paralelo de la "desmilitarización" de la nobleza. Pero hay más, mucho más en un libro en el que el autor -que, no lo olvidemos, era ante todo un historiador de las ideas- se acerca preferentemente a los temas militares de la mano de los numerosos pensadores y escritores de la época Moderna, que él conocía como nadie.

Estamos, pues, ante un libro importante que contribuye a mantener viva la obra de uno de nuestros historiadores más destacados, por lo que es de agradecer la tarea de los autores de la compilación, así como la iniciativa del Ministerio de Defensa que, en una laudable tarea editorial, está poniendo a disposición de los interesados los escritos militares clásicos de la historia de España.