Ensayo

El dinero del exilio

Ángel Herrerín López

20 septiembre, 2007 02:00

Siglo XXI. Madrid, 2007. 252 páginas. 18 euros

Afirma el autor de esta excelente investigación al comienzo de la misma que la diáspora republicana constituye uno de los temas destacados de la historiografía española actual, pero que el enfoque predominante se ha detenido en la aportación intelectual de una elite, descuidando otros aspectos, sólo en apariencia menores. Entre estos últimos hay uno particularmente escabroso, la utilización del dinero de la República para cubrir las necesidades de los exiliados. Concretamente, estas páginas analizan la "controvertida historia de la Junta de Auxilio de los Republicanos Españoles (JARE), dirigida por Indalecio Prieto", una de las principales organizaciones de socorro, competidora de la SERE, controlada por Negrín. Una historia que comienza con la llegada a las costas mexicanas en marzo de 1939 del buque Vita, con un cargamento de joyas y bienes diversos incautados a particulares -una auténtica fortuna- que el azar pondría bajo el control de don Indalecio, para desesperación de su correligionario y rival Negrín, que litigó inútilmente para despojar a su contrincante de tan suculento recurso.
Ya se puede entrever de qué va el asunto: una triste y sucia crónica de rivalidades, cuando no de favoritismos y mezquindades. Eso no quiere decir obviamente que se dilapidaran los fondos sin beneficio alguno para los que más lo necesitaban. Hubo una parte de ayuda eficaz y otra porción que se diluyó por problemas diversos, desde la difícil coyuntura internacional (los dramáticos embarques desde Francia) hasta las dificultades internas del país de acogida, tanto en México como en la República Dominicana. Sería injusto por tanto -así lo subraya Herrerín- decir que toda la ayuda se distribuyó según criterios partidistas, afirmación tanto más arriesgada cuanto que es imposible cuantificar el monto exacto del que estamos hablando. Pero en una estimación global no puede silenciarse que el sectarismo o, como mínimo, la opacidad, fue una constante en la actuación de esas organizaciones.

La prueba definitiva de ello es que el propio gobierno mexicano, tras un primer intento fallido en enero de 1941, incautó definitivamente los fondos de la JARE en noviembre de 1942. Sustituida por otro organismo con mayoría mexicana (CAFARE), los antiguos dirigentes de la organización tuvieron que rendir cuentas al constituirse el primer gobierno republicano en el exilio, presidido por Giral, generándose así un nuevo conflicto, con un dinero oculto de Prieto como caballo de batalla. El veterano dirigente socialista podía ufanarse de haber recuperado el liderazgo del PSOE, pero ello sólo fue posible mediante estratagemas que mancharon su reputación. Además, muchos de los casos de despotismo e injusticia en la actuación de la JARE se dieron en situaciones angustiosas (pp. 74-78).

Aunque estas acusaciones no son nuevas y lo esencial ya se sabía, el libro de Hererrín tiene el mérito incuestionable de iluminar el asunto con una catarata de cifras y datos en buena parte inéditos o poco conocidos, procedentes de archivos que se han abierto recientemente. Se trata por tanto de una magnífica aportación para completar, trazando los perfiles menos gratos, el panorama complejo del exilio republicano.