Image: Estudiantes contra Franco (1939-1975)

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Ensayo

Estudiantes contra Franco (1939-1975)

M. A. Carnicer, Marc Baldó, Elena Hernández

4 octubre, 2007 02:00

Carga en Madrid contra los estudiantes. Foto: Archivo

La Esfera. Madrid, 2007. 512 páginas, 25 euros

El "movimiento estudiantil" (sería más exacto decir agitación universitaria) no es una de las parcelas del antifranquismo más frecuentada por la investigación historiográfica. Aun así, no puede decirse que sean escasos los trabajos sobre el particular. No hace mucho han aparecido dos obras notables, Envenenados de cuerpo y alma, de álvarez Cobelas (Siglo XXI, 2004) y La oposición estudiantil al franquismo, de G. Valdelvira (Síntesis, 2006). Además, dos de los autores de este libro -Carnicer y Baldó- pueden ser considerados auténticos expertos en la materia, con varias monografías fundamentales en sus respectivos currículos. Ahora, con la colaboración de otra destacada contemporaneísta, Elena Hernández, abordan el reto de ofrecer al gran público una visión de conjunto de lo que fue y significó el movimiento estudiantil durante las casi cuatro décadas de franquismo.

Tras un primer capítulo que funciona como adecuado prólogo -la conflictividad estudiantil desde la Noche de San Daniel (1865) al final de la guerra civil- se entra en la dogmática y asfixiante Universidad de la posguerra, para llegar rápidamente al año clave en el despertar universitario, 1956. Desde ese momento los privilegiados -los hijos de los vencedores- toman partido contra el sistema de manera cada vez más firme y masiva, terminando por confluir con el movimiento obrero en el objetivo básico de derrocar al dictador. A partir de entonces -y ya de una manera clamorosa en las décadas siguientes- la Universidad, como reconocen los propios jerarcas franquistas, está perdida para el régimen, hasta el punto de que en los años sesenta la protesta generalizada se ha adueñado de las aulas a lo largo y ancho del país. A esos tres últimos lustros, de 1960 a 1975, están dedicados los capítulos restantes (más de la mitad del libro), porque es el lapso más interesante y en el que cabe hablar con toda propiedad de auténtico movimiento estudiantil.

Otra cuestión distinta -que los autores no pueden más que esbozar- es la eficacia real de esa movilización de cara al objetivo político antedicho. En este aspecto, forzoso es reconocer, como se hace en estas páginas, que los estudiantes nunca supusieron una amenaza para la dictadura, aunque sí provocaron un relativo "desgaste" de la misma. Además, de ese ambiente y de esa lucha saldría toda una generación de futuros dirigentes en el período democrático. Pero el movimiento estudiantil, que siempre vivió en su inmensa mayoría en la órbita marxista, fue radicalizándose en el tardofranquismo y escindiéndose en múltiples grupús-
culos; al pretender preservar su pureza revolucionaria, terminaron por perder el contacto con la realidad y la sintonía con el resto de la sociedad española, que apostó por otra vía: el pacto y la reforma.

Dicen los autores -que en su día vivieron como estudiantes aquella Universidad franquista- que su objetivo ideal ha sido captar el "aroma de la época". Quizás no hayan llegado a los olores, pero sí a una foto certera de aquel ambiente.