Massimo Cacciari. Foto: Constantini

¿Es necesario remontarse a la vieja Grecia o a los orígenes del cristianismo para hablar de Europa? ¿Es preciso investigar minuciosamente las diversas etapas de un recorrido que allí tiene su origen para establecer un marco de reflexión en el que las actuales tribulaciones del continente europeo se formulen con rigor?
Massimo Cacciari así lo cree, y me permito coincidir con él.

Cuando de Europa se habla, cuando se debate al respecto de su identidad y de sus diferencias, cuando se busca un horizonte de futuro y sentido, es preciso no olvidar que Europa no es sólo un continente sino que es un conjunto bien trabado de contenidos. De ahí que pensar Europa, como reza la introducción a este gran libro, sea volver a pensar, una y otra vez, con los que pensaron esos contenidos que aún nos siguen retando, que aún nos siguen inquietando.

No es la primera vez que Cacciari se arriesga a la tarea, a la vez fascinante y necesaria, de pensar Europa. Lo ha hecho en numerosos artículos. Y en dos libros que ahora es preciso recordar: Geo-filosofía de Europa y El archipiélago. Y siempre proponiendo el mismo itinerario, largo itinerario, que es capaz de dar razón -pues de eso se trata- de la especificidad europea, de sus pasados y sus futuros, de sus delirios y de sus destinos. Dos ámbitos -enormes- son fundamentales, según el filósofo, para poder afrontar con éxito el problema europeo en toda su magnitud: la filosofía y el cristianismo (o la Cristiandad, como prefiere decir Cacciari).

Europa o la filosofía, libro galardonado con el premio Internacional de Ensayo del Círculo de Bellas Artes, dedica a ambos rigurosas y bellas páginas. Como también se las dedica a aquéllos que, como Hannah Arendt o Zambrano, Hegel o Nietzsche, han pensado Europa: como horizonte y como problema. Balance de la reflexión: cuando de Europa se trata no se puede pensar en una identidad completa, clausurada, o en unas señas invariables. Europa es -ha sido y será- inquietud, movilidad, indefinición, futuro. Europa ha sido voluntad de (auto)-trascendencia. Y cuando ha traicionado esas premisas -que están inscritas tanto en la filosofía como en la Cristiandad- Europa se ha convertido en sujeto de otra voluntad más peligrosa: voluntad de poder.

Eso que Europa es -y eso que Europa no puede permitirse querer ser- se le impone a Cacciari como argumento. Como argumento para una exploración, para una rigurosa interpretación de las líneas mayores de pensamiento que en Europa se han fraguado, que han confluído en ella y en ella se han enfrentado Y también como argumento para un diagnóstico al respecto del porvenir de Europa. Este último toma forma de discusión: discusión con una Europa que ha conseguido unidad económica y monetaria pero que no avanza como unidad política; o que hace de la indecisión política una de sus señas distintivas. O discusión al respecto de límites y fronteras: de aquello que, precisamente, ha mantenido Europa como indefinición productiva, como apertura.

Europa es futuro, repite varias veces Massimo Cacciari. El estilo y el sesgo de ese futuro dependen, sin embargo, de la convivencia -interpretativa y crítica-con las claves dinamizadoras de sus exigentes pasados. Precisamente las que este libro actualiza.