Image: Trieste

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Ensayo

Trieste

C. Magris y A. Mara

22 noviembre, 2007 01:00

Claudio Magris. Foto: Santi Cogolludo

Traducción de César Palma Pre-Textos. Valencia, 2007 310 páginas, 25 euros

Trieste como lugar, Trieste como no lugar, Trieste del dilema y la utopía, Trieste histórico y literario, ciudad fronteriza, ciudad Babel. El primer gran acierto de este estupendo ensayo de Magris y Mara es repetir aquel esquema que ya le hizo merecer la aclamación de El Danubio, se entremezclan aquí ensayo histórico y literario con una reflexión meditada sobre la ciudad en sí, y sobre todo con la nueva ciudad, encarnada en Trieste, la ciudad burguesa aún cuando la condición de "ciudad burguesa" resulte tan ambigua y compleja como el propio término. Emporio comercial y puerto del Imperio habsburgués, Trieste se convierte a la vez en ciudad provinciana y ciudad cosmopolita en la que la burguesía italiana asimila (o se ve obligada a asimilar) en amplia medida a grupos étnicos y culturales tan dispares como alemanes, eslovenos, croatas, griegos, levantinos y judíos. Desprovista de la continuidad de un pasado, se construye fundamentalmente como ciudad burguesa, nacida, crecida y viviente -en los planos económico y espiritual- solamente en la dimensión mercantil. Sin una historia ilustre lo único que tiene Trieste detrás es una reciente prehistoria mínima, nace como injerto y cruce, evoluciona con los enfrentamientos y las contradicciones, hasta convertirse en un tejido latente de perplejidades e inquietudes reprimidas bajo el decoro de la conducta burguesa.

La búsqueda de la identidad conlleva, de un modo más o menos consciente, el afán de encontrar una esencia, una dimensión que no se altere ni varíe por lo vaivenes del acontecer histórico, en especial los provocados por las dos grandes guerras mundiales y su peculiar situación geográfica, étnica y cultural.

Pero si hay algo que queda especialmente bien definido en este magnífico ensayo es la forma en la que la pequeña ciudad de Trieste se convierte en el gran embudo y amplificador de la literatura y la cultura centroeuropea. "Soy eslavo, alemán e italiano" dice Slapater al comienzo de Mi Carso. La triestinidad, amalgama de las europas, existe en la literatura, su única patria verdadera, no localizable en ningún otro lugar de forma clara. Trieste, quizá más que cualquier otra ciudad, es literatura, es su literatura. Svebo, Saba y Slapater son menos escritores que nacen en ella y de ella, que escritores que la generan y la crean, que le dan un rostro que tal vez de otra manera no existiría. Para Saba Trieste es "la más extraña de las ciudades" donde "todo es doble o triple", lugar de transición. Para Svebo (el análisis de la literatura de Svebo merece calificarse como una de las mejores piezas analíticas de Magris) Trieste es el escenario ideal para esta ambigua y senil falsificación e identificación de vida y burguesía. Al héroe sveviano (que no es otra cosa que la superconciencia de la burguesía en estado bruto) no le asusta ya no ser amado, sino que le asusta no amar. No teme que su deseo quede insatisfecho, sino perderlo. Svevo comprendió a la perfección que el hombre contemporáneo se sentía inseguro no sólo de su posibilidad de ser feliz, sino también de su tender mismo a la felicidad. No estaba amenazada la razón, sino el instinto, la profundidad del deseo.

Ya a principios de siglo el dramaturgo Hermann Bahr, aseguró que Trieste era un lugar extraño, "Ni siquiera se trata de una ciudad -añadió- Uno tiene la impresión de no estar en ningún sitio. He experimentado la sensación de estar suspendido en la irrealidad". Al cabo, este carácter indefinible de Trieste queda adoptado por lo autores, lo indefinible es la esencia misma de la ciudad, una suerte de paradójica definición, que sólo encarna la literatura. El anti-purismo de sus formas, es parte de la actitud de unos ciudadanos que no piden a su literatura belleza, sino verdad, porque para ellos escribir quiere decir adquirir una identidad como individuos y como grupo.

"Describa usted -dijo Herman Broch a Elias Canetti cuando se disponía a comenzar su autobiografía- el mundo de sus padres. Califique su perspectiva y el mundo en el que usted se crió. Sitúe ese mundo de principios inamovibles en contraposición al que ahora le rodea. Describa la locura y su incapacidad para comprenderla, la extrañeza, la euforia, la sangre. Haga de sí mismo el paisaje en el que sucedan todos esos acontecimientos hasta que el cambio de su siglo se convierta en su propio cambio y cuando hable ya no sepa del todo a quién se refiere exactamente. En cualquier caso observará que en setenta años de vida han cambiado más cosas que en muchos siglos precedentes".