Ensayo

Crónicas de la América profunda

Joe Bageant

25 septiembre, 2008 02:00

Traducción de Pablo Manzano. Libros del Lince, 2008. 372 páginas, 21 euros.

Casi tan gordo y feo como Michael Moore, Joe Bageant se ha convertido con este libro en un astro del universo alternativo. Su denuncia sistemática de la decadencia y empobrecimiento de los trabajadores blancos norteamericanos le ha dado millones de lectores en internet, y Crónicas de la América profunda está siendo un éxito editorial de grandes proporciones. Nacido el 1 de enero de 1946 en Winchester (Virginia), un pueblo perdido en la América profunda, se enrola en la Marina, lucha en Vietnam y sale de allí convertido en un hippie que trata de meterse en el mundo contracultural. Cantante, guitarrista y granjero, acaba por medio convertirse al marxismo y al budismo y a la vez trabaja de redactor en revistas y periódicos de medio pelo.

Crónicas de la América profunda (traducción muy libre de Deer Hunting with Jesus: Dispatches from America's Class War) es un testimonio original, fresco y ameno de la América que los turistas no perciben cuando viajan por los emblemáticos y espectaculares lugares de costumbre. Bageant ha montado este volumen como la reflexión de un hombre que vuelve a su pueblo tras treinta años de ausencia. La vuelta a sus espacios de infancia y adolescencia sustenta una visión crítica pero no exenta de ternura del cambio que han experimentado Winchester y el conjunto del país.

El hilo conductor de estas páginas arranca con las vivencias de una familia blanca, puritana y orgullosa de su condición trabajadora. La transformación social norteamericana sopla en su contra, y Joe Bageant se rebela. No soporta que los cambios estructurales que transforman a los trabajadores de clase media baja en clase baja se interpreten como fracasos personales. Con esa línea narrativa como referencia, el autor recorre los grandes problemas estadounidenses del último medio siglo. Incultura, desprecio por todo aquello que huela a intelectual que ha llegado a calar hasta los huesos de los trabajadores blancos. Mala alimentación, mala salud y un sistema sanitario insuficiente y caro. Casas caras y malas. Y por encima de todo, un fundamentalismo religioso extremo.

En este panorama de obreros blancos de vida degradada la reflexión sobre la violencia no podía faltar. Aquí, Bageant hace una defensa encendida del poder socializador, educativo en el fondo, de la caza. Las líneas sobre su padre cazando ciervos con familia y amigos tienen la misma fuerza, tal vez equivocada, con la que los taurófilos defienden las corridas. En este abordaje del papel de la violencia en la sociedad norteamericana destaca la importancia que otorga a la influencia que en la clase obrera blanca han tenido los colonos irlandeses, procedentes del Ulster, por su ferocidad y religiosidad. Libro que, en definitiva, podrá ser acusado de parcial pero no de no ofrecer un testimonio de primera mano sobre una Norteamérica desconocida por muchos.