El estante vacío
Rafael Rojas
17 julio, 2009 02:00Fidel Castro aclamado por sus seguidores (1959). Foto: Archivo
Particularmente interesante resulta el análisis de conceptos como: subdesarrollo, descolonización, civilización/barbarie, Ilustración, moralidad, ciudad, exilio, etc. que el autor rastrea en los ensayos, documentos y novelas de cada etapa. Rojas describe los avatares del entusiasmo y posterior desencanto de intelectuales y autores como Sartre, Fanon, Enzensberger, Debray, Neruda, Max Aub, Oscar Lewis...
Uno de los grandes logros estriba en marcar los tiempos "deológicos" de cada una de las fases, desde antes de Batista a nuestros días. Tras la caída del telón de acero, sólo quedan "souvenirs de un Caribe soviético", un sujeto desorientado, muchas Habanas superpuestas, la "fiesta vigilada", el revival de figuras que el primer castrismo había barrido: jineteras y proxenetas, nuevos ricos... Un gran y conmovedor capítulo el dedicado a Walter Benjamin, el proyecto frustrado de su escapada a Cuba, su suicidio en el Pirineo catalán ante el avance del nazismo y la falta de salidas. Benjamin aparece como el gran marxista antitotalitario (tan antiestalinista como antifascista).
Al final del libro, Rojas incluye su lista del "estante vacío": 70 libros no-leídos en Cuba, clasificados por novelas, prosa y cuento, poesía, ensayo, Historia, memoria y testimonio y ciencias sociales. Quizá el gran acierto de Rojas haya sido elaborar un estudio brillante, concienzudo, no-tendencioso, en el que la descripción (profusamente documentada) pesa mucho más que la valoración subjetiva. Por decirlo así, permite que los hechos y los textos hablen por sí mismos, haciendo que las falsedades caigan por su propio peso. Quizá porque Rojas es un auténtico ilustrado.