Hitler, los alemanes y la solución final / Adolf Hitler
Ian Kershaw / John Toland
24 julio, 2009 02:00Hitler en París, en junio de 1940
A pesar de los años trascurridos desde su publicación original americana en 1976, la de Toland sigue siendo una de las más fascinantes biografías del líder nazi. Toland es un historiador americano, autor de libros de gran éxito sobre la II Guerra Mundial, incluido uno muy polémico sobre la supuesta información previa que Washington habría tenido acerca del ataque japonés a Pearl Harbour, pero probablemente su mejor obra sea esta biografía. Cuando la escribió la documentación disponible era ya abrumadora y Toland demostró una extraordinaria capacidad para transformarla en un relato absorbente. No se trata de una obra analítica, sino de una biografía al estilo clásico, muy bien escrita y muy bien traducida al español. Una muy buena introducción al descenso a los infiernos de un gran país europeo, que sembró la muerte y la destrucción en todo el continente. Toland no carga las tintas. El odio obsesivo y la falta de controles morales de Hitler se desprenden de la narración, en la que también se destacan su magnetismo personal y su astucia política, sin las cuales no habría logrado su ascenso al poder. Pero lo más inquietante para el lector resulta comprobar la facilidad con que sus propuestas más atroces eran aceptadas por su entorno.
Este último es el tema central de la colección de ensayos recopilado en Hitler, los alemanes y la solución final, el último libro del historiador británico Ian Kershaw que se ha publicado en nuestro país. Nacido en 1943 y profesor durante muchos años de la Universidad de Sheffield, Kershaw es uno de los más destacados estudiosos de la Alemania nazi. Su obra más conocida es una monumental biografía de Hitler en dos volúmenes, que Península tradujo al español. El tema de la actitud de los alemanes corrientes hacia el nazismo y el exterminio de los judíos le ha preocupado a lo largo de su carrera como investigador y en 1983 publicó un primer estudio sobre el tema, centrado en el caso de Baviera. Su tesis es que la mayoría de los alemanes no compartían el antisemitismo genocida de los nazis, pero que no mostraron especial preocupación por la "solución final".
A diferencia de Toland, que era básicamente un narrador, Kershaw es un historiador analítico que ha dedicado mucho esfuerzo a diseccionar las distintas interpretaciones del nazismo que han ido proponiéndose a lo largo de los años. éste es otro de los grandes temas que aborda en Hitler, los alemanes y la solución final. A finales de los años 80 se produjo un gran debate entre los historiadores alemanes acerca de los orígenes y significado de la dictadura nazi, en el que Kershaw tomó partido contra autores como E. Nolte, que en su afán de situar la experiencia alemana en un contexto más amplio llegaban a relativizar la responsabilidad moral de aquella generación de alemanes. Kershaw aborda también la polémica generada por el libro de D. J. Goldhagen, Los verdugos voluntarios de Hitler (Taurus), que mostraba a través de un caso concreto la facilidad con que personas aparentemente normales colaboraron en uno de los peores genocidios de la historia.
Probablemente nunca llegaremos a entender del todo por qué se produjo, en el corazón de un continente que parecía haber alcanzado la cumbre de la civilización, aquel estallido de genocida. Hacerlo equivaldría a desentrañar el misterio del mal. Por otra parte, sabemos muchísimo sobre la Alemania nazi, como lo demuestran los dos libros que comentamos. El lector aficionado a la narración histórica clásica puede acercarse al tema a través de la biografía de Toland, mientras que quienes busquen un enfoque más analítico se sentirán interesados por los ensayos de Kershaw.