Image: Las grabaciones de Bill Clinton. Diario confidencial del Presidente (1993-2001)

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Ensayo

Las grabaciones de Bill Clinton. Diario confidencial del Presidente (1993-2001)

Taylor Branch

19 marzo, 2010 01:00

Bill Clinton. Foto: Adrian Dovarganes

Trad. de M.L. Rodríguez Tapia. RBA, 2010. 848 pp., 30 e.


Durante casi ocho años el historiador Taylor Branch (Atlanta, 1947) acudió periódicamente a la Casa Blanca para entrevistar al presidente Clinton. Se conocían desde muchos años atrás y en 1972 habían trabajado juntos en la campaña electoral de Mc Govern en Texas. Luego cada uno siguió su camino. A Clinton le interesó mucho el formidable estudio de Branch sobre el movimiento de los derechos civiles en la era de Martin Luther King, que recurría a los documentos conservados por imperativo legal en las bibliotecas de los sucesivos presidentes y llegado él mismo a la presidencia se planteó contar con su viejo amigo para transmitir al futuro su experiencia. En tiempos de Kennedy, Johnson y Nixon era práctica común grabar las reuniones y las conversaciones telefónicas presidenciales, pero tras el Watergate dejó de hacerse ante el temor de que algún juez pudiera exigir que se le entregaran cintas comprometedoras y se desarrolló un temor a dejar constancia de conversaciones delicadas. Así es que Clinton optó por recibir de vez en cuando al historiador de confianza que era Branch para ir registrando sus recuerdos inmediatos. Las entrevistas, 79 en total, se mantuvieron en secreto, las cintas las guardaba Clinton y hasta ahora nadie ha tenido acceso a ellas, ni siquiera Branch. No está claro si llegaron a utilizarse en la redacción de las memorias del propio Clinton, escritas a toda prisa.

Branch tenía, sin embargo, demasiado sentido histórico como para no dejar constancia de sus conversaciones y cuando a última hora regresaba a casa, grababa un extenso resumen de lo que acababa de oír. Y estas cintas, no las grabadas en la Casa Blanca, son las que le han servido a Branch para escribir Las grabaciones de Clinton. Las cintas de Branch, a diferencia de las de Clinton, van a ser puestas a disposición de los investigadores en breve plazo.

Las novedades que ofrecen Las grabaciones... no son sensacionales. La más comentada ha sido el relato del presidente acerca de la noche en que Yeltsin, invitado de la Casa Blanca, salió a altas horas de la noche en ropa interior para coger un taxi e irse a comprar una pizza, según contó a los asombrados agentes de seguridad que le localizaron, pero las monumentales borracheras del mandatario ruso estaban ya suficientemente documentadas. Los principales temas tratados incluyen las relaciones de Clinton con diversos políticos y los grandes temas de la política exterior de la época, incluidos Oriente Medio, las intervenciones en Bosnia y Haití y el acuerdo de libre comercio con Canadá y México. Lo mismo que ocurre al leer las memorias del propio Clinton, llama la atención la extraordinaria variedad de asuntos que el presidente debía abordar al mismo tiempo. Por otra parte la capacidad mental de Clinton es de una índole muy especial, como ya se sabía, y Branch cuenta cómo podía mantener su conversación con él, hablar con un colaborador y rellenar un crucigrama a la vez. Nadie espere encontrar en Las grabaciones de Clinton ninguna revelación sobre sus relaciones con Monica Lewinski. Sí aparece en cambio una aguda observación sobre sus posibles sucesores republicanos. Según Clinton, McCain sería un buen presidente pero no sabía como conducir una campaña, mientras que Bush no tenía dotes para presidente pero tenía un gran instinto electoral.