Image: El regreso de Keynes

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Ensayo

El regreso de Keynes

Robert Skidelsky

9 abril, 2010 02:00

John Maynard Keynes. Foto: Bettmann

Traducción de Jordi Pascual. Crítica. Barcelona, 2010. 249 páginas, 19'90 euros


El regreso del maestro es el título original de este libro de Robert Skidelsky (Harbin, Manchuria, China - 1939), seguramente el mejor conocedor de la vida y obra de John Maynard Keynes, y autor de una magna biografía del gran economista británico, publicada en tres volúmenes entre 1983 y 2000. En aquella obra, Skidelsky ofrecía una imagen viva de Keynes, alejada de las reverenciales que se daban frecuentemente del autor de la Teoría General del Empleo, el Interés, y los Precios (1936), sobre todo cuando, tras su muerte en 1946, su pensamiento se convirtió en paradigmático dentro del mundo de los economistas. Además de profundizar exhaustivamente en las obras del gran economista, Skidelsky pormenorizaba el carácter iconoclasta del joven Keynes, su pertenencia al círculo de Bloomsbury y su proclividad a burlarse de las convenciones sociales, y de las convicciones morales, de la generación victoriana. Con ello pretendía el autor mostrar la dimensión personal de un intelectual que, si se significó por algo en el mundo de las ideas económicas, fue por su originalidad crítica, su imaginación y su heterodoxia.

Keynes, a lo largo de su obra, planteó en diversas ocasiones su incredulidad en el principio, anunciado por Adam Smith y expuesto por Jean-Baptiste Say, de equilibrio automático entre oferta y demanda en los mercados, gracias a la libre y espontánea acción de los individuos, sin intervención de los poderes del Estado. Los neoclásicos, herederos de aquéllos, creían que el equilibrio se alcanzaba con pleno empleo, gracias a los ajustes en los mercados en precios y salarios. Pero Keynes afirmaba que los mercados eran imperfectos, que podía haber desajustes graves y persistentes entre oferta y demanda globales. Por ello sugería la necesidad de que las autoridades intervinieran mediante estímulos a la demanda efectiva, a fin de alcanzar el pleno empleo.

La cuestión central del último libro de Skidelsky es la recuperación de las ideas de Keynes en estos años de profunda crisis económica. El autor destaca una de las ideas básicas keynesianas -la incertidumbre en las decisiones económicas- en las antípodas intelectuales de algunos de los economistas neoclásicos más prominentes de los años noventa.

De acuerdo con una de las hipótesis de estos economistas contemporáneos, el intervencionismo público en situaciones críticas sobre los mercados es inútil, ya que los sujetos económicos, gracias a la información suficiente que poseen de la realidad, pueden anticiparse a las medidas que adopten las autoridades, neutralizando sus efectos. Obviamente, esta teoría choca frontalmente con la idea keynesiana de que el gobierno debe corregir los desequilibrios del mercado, compensando las insuficiencias del consumo y de la inversión privada principalmente por medio de la política económica.

Skildesky describe las ideas hoy vigentes y enfrentadas en el mundo académico: las de los neokeynesianos, como Joseph Stiglitz y Paul Krugman, cuya influencia se ejerce principalmente desde las universidades de California y la Costa Este -los denominados economistas de agua salada- y los neoclásicos o economistas de agua dulce, cuyo centro es la Universidad de Chicago, como Robert Lucas y Gary Becker, con la figura preeminente de Milton Friedman, a quien Skildesky elogia, a pesar de haber sido el más implacable y eficaz crítico de Keynes. Pero Skidelsky no se alinea incondicionalmente con los neokeynesianos a quienes reprocha la atribución de la crisis actual a factores indemostrables, como la irracionalidad de quienes toman decisiones, o su hipótesis de la información asimétrica: "lo que ellos no pueden explicar son las crisis que surgen de la incertidumbre, cuando un ciego guía a otro ciego".

Los tres vértices de este libro son la situación actual, el pensamiento original de Keynes y la evolución de su personalidad y de sus reflexiones sobre la ética y la religión, el futuro de la sociedad y el lugar que la economía debe ocupar en el mundo. Todo ello se recoge en la parte tercera del libro, y refleja la poderosa inteligencia y la capacidad de fascinación de un economista que -según Schumpeter y Dennis Robertson (página 79)- llegó a convencer a casi todos de que su extraordinaria comprensión de una situación crítica determinada -la Gran Depresión de los años 30- era, en realidad, una teoría de valor general.