Image: Bandera Roja. Historia del comunismo

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Ensayo

Bandera Roja. Historia del comunismo

David Priestland

7 mayo, 2010 02:00

Imágen de enfermos en el Gulag siberiano de la Unión Soviética. Foto: Tomasz Kizny

Trad. Juan M. Madariaga. Crítica. Barcelona, 2010. 667 páginas, 38 euros


La anécdota me ocurrió hace unos días en casa de un amigo, un español que es catedrático de historia en una prestigiosa universidad canadiense. Su hija, una adolescente con un excelente nivel académico en sus estudios de secundaria, le preguntó qué era el marxismo y el padre le habló de una doctrina orientada a eliminar las desigualdades sociales, cosa que le pareció estupendamente a la chica. El padre, sin embargo, le advirtió que esa lucha contra la desigualdad se había hecho, muchas veces, a costa de la libertad y de la vida de las personas. Y eso no le gustó nada a la hija de mi amigo.

Lo significativo, en todo caso, es que para algunas generaciones recientes, y para determinadas sociedades, el marxismo está empezando a ser una doctrina sin actualidad, una doctrina del pasado, cuya huella debe ser rastreada en los diccionarios y en las bibliotecas. Una doctrina que empezó a ajarse a finales de los años 80 en un mundo que conmemoraba el segundo centenario de la revolución francesa casi por los mismos días en que un joven chino con camisa blanca desafiaba la fuerza bruta de media docena de carros de combate en la plaza pekinesa de Tiananmen. A co- mienzos de noviembre de ese año se desmoronaría el muro de Berlín -un acontecimiento de una fuerza simbólica aplastante-, pocos días antes de que la Pasionaria muriera en Madrid. A la hija de mi amigo le quedaban más de cuatro años para nacer.

Este comunismo crepuscular es el objeto de estudio de David Priestland, un joven historiador británico que, hace tres años, nos había ofrecido un valioso estudio sobre la política de Stalin en la Unión Soviética de los años 30. Fue el primer resultado relevante de una investigación iniciada a mediados de los 80, cuando el sistema soviético trataba de encontrar nuevos caminos, aunque nadie se atrevió a prever el colapso que le sobrevendría en los 90.

El volumen que ahora nos ocupa consiste en un estudio en el que se amplía al máximo la perspectiva geográfica y cronológica para analizar el impacto de la ideología comunista en el mundo. En un texto que se extiende más allá de las 550 páginas -con otras 80 dedicadas a notas y otras 20 para un índice analítico extraordinariamente útil- el autor realiza un largo recorrido que arranca de lo que considera planteamientos comunistas de la revolución francesa de 1789 hasta llegar a las grandes transformaciones que se experimentaron en la década de los 80 del siglo XX, especialmente en Europa. La edición original inglesa es del 2009.

Un estudio tan ambicioso podría haber naufragado en un océano de notas eruditas si el autor no hubiese tenido el acierto de conducirnos por un relato en el que, en la mayoría de las ocasiones, la referencia cronológica precisa sirve de punto de arranque para una certera explicación de las muchas facetas que la idea comunista ha ido adoptando durante más de dos siglos.

Por otra parte, en la ilustración de esa realidad, el autor hace una utilización muy eficaz de fuentes que podrían parecer sorprendentes en un estudio de este tipo. Es el caso de la utilización de la imagen, que arranca con un espléndido análisis de La libertad guiando al pueblo, el conocido cuadro de Delacroix, realizado al calor de la revolución francesa de 1830. Ese uso de la imagen en la ilustración de los procesos encuentra también un gran filón en el cine y, por supuesto, en una literatura que desborda los grandes títulos del canon literario y se adentra por el mucho más proceloso mar del periodismo literario y de la Prensa más o menos clandestina.

El resultado es el de un apasionante relato que nos adentra en una fascinante aventura de tipo intelectual y político. Un producto derivado del gran impulso ilustrado del siglo XVIII y de la enorme capacidad de nuestra razón para producir monstruos que aún no han desaparecido de nuestro horizonte.

La excelente traducción de Juanmari Madariaga contribuye a hacer de este volumen una obra de referencia para la comprensión de la idea comunista y para evitar peligrosas idealizaciones.