¡Harpo habla!
Harpo Marx
10 diciembre, 2010 01:00Harpo Marx. Foto: Archivo
En ¡Harpo habla!, las memorias de Arthur Adolph Marx -más conocido como Harpo-, el lector ávido de informaciones e, incluso, cotilleos, no encontrará tal botín. Ni siquiera el libro se explaya con revelaciones sobre la trayectoria cinematográfica de los hermanos Marx y los azares del proceso creativo de sus películas. Sin embargo, un buen y sensible lector, disponga o no de memoria cinéfila, no se sentirá decepcionado, pues va a toparse con un libro muy bien escrito -en colaboración con el guionista Rowland Barber- que trata de la difícil conquista de la armonía y la felicidad desde orígenes miserables e inciertos.
El niño que tocaba el arpa de su abuela nació en un hogar -un hogar, es importante- muy mal dotado económicamente, pero amoroso, divertido y entusiasta. Lo esencial de ¡Harpo habla! es la descripción y el canto de dos familias y de dos mujeres. La familia numerosa y menesterosa del torpe sastre judío en la que nació Harpo y la familia que el cómico, con cuatro hijos adoptados, construyó en su improbable edad adulta. Y dos mujeres fuertes y admirables: Minnie, la madre, impulsora de la prematura y ardua actividad teatral de los hermanos Marx -clave de su preparación, de su éxito y de su celebridad- y Susan, la esposa, que dio estabilidad al artista consagrado por su personaje mudo, con peluca y gabardina, que araña el arpa, deja caer cuchillos, hace estallar una bocina, carga su rodilla inopinadamente en la mano de los otros y persigue con frenesí a las chicas.
Gummo y Zeppo, los hermanos efímeros y sosos en la pantalla, no suscitan nuestra curiosidad, pero Groucho -el enloquecido parlanchín- y Chico -el pianista golfo-, sí que podrían reclamar nuestro interés. No son tampoco el objeto del libro, que los fija en página, sin explayarse, como, respectivamente, un lector y bibliófilo empedernido y un compulsivo apostador. Solo Una noche en la ópera -más retazos de alguna otra- es la película en la que Harpo se detiene con mayor detalle, del mismo modo con el que el tertuliano privilegiado de la mesa del Hotel Algonquin y el protagonista de años decisivos del cine de Hollywood desgrana nombres y pasa fugazmente sobre ellos, dejando muy buenas anécdotas impresionistas.
Y es que, en realidad, ¡Harpo habla! se erige como un libro literario y crece en nuestras manos deleitosamente como una crónica divertida -y algo triste- de la lucha por la vida, de los episodios chuscos y contrariedades que un hombre atraviesa hasta llegar a un tramo de felicidad y de acuerdo consigo mismo, tramo final que Harpo recorrió, hasta morir en 1964, entre las angustias de la jubilación y de varios infartos.
¡Harpo habla! fue publicado en 1961 y editado en España, por primera vez en 1988 por Montesinos. Seix Barral vuelve a ponerlo en circulación para otra generación que, tal vez, siente lejanos a los hermanos Marx, con la misma traducción de Paloma Villegas y con un precioso prólogo de Elvira Lindo, muy acorde con el sentido y el contenido genuinos del libro.