Image: Cotilleo de postín. Ensayos y críticas póstumos

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Ensayo

Cotilleo de postín. Ensayos y críticas póstumos

John Updike

20 enero, 2012 01:00

John Updike. Foto: Sophie Bassouls

Edición de Cristopher Carduff. Alfred A. Knoff. Nueva York. 2011. 501 páginas, 40 dólares

Higher Gossip ofrece al lector un montón de placeres palpables que nos recuerdan la capacidad de mago del estadounidense para evocar mundos ajenos

Al aceptar el Premio de la Crítica del Círculo Nacional de Críticos Literarios de Estados Unidos por su colección de 1983 Hugging the Shore [Alcanzando la orilla], John Updike (Pennsylvania, 1932 - Massachusetts, 2009) se definió humildemente como un "escritor independiente que de vez en cuando escribía sobre libros, aportando a la labor una oxidada formación en Artes Liberales, el fragmentario conocimiento de un ciudadano medio sobre los temas contemporáneos y la pueril voluntad de un escritor de ficción de sumergirse en la fantasía". Explicó que su decisión de empezar a escribir reseñas literarias probablemente se vio impulsada "por una vaga sensación de que las humanidades y las artes necesitan repetidas inyecciones de amateurismo".

Lo extraordinario no es solo que Updike se convirtiera como uno de los críticos eminentes de su época, sino también que lo hiciera compaginándolo con su vocación de novelista. De hecho, como nos recuerda esta última colección de ensayos, Updike era una de esas raras criaturas: un hombre de letras polifacético, un decátleta literario que aportaba a sus críticas el oficio y la técnica de alguien del medio; un exquisito apreciador del talento, capaz de describir el trabajo de otros artistas con una aguda brillantez pictórica; un observador pletórico, capaz de infundir a los ensayos sobre dinosaurios o sobre golf o incluso sobre la teoría de la relatividad la contagiosa capacidad de asombro de un niño. Higher Gossip [Cotilleo de postín], recopilada después de la muerte de Updike en 2009 por el editor Christopher Carduff, es una obra más amplia y dispersa que sus anteriores colecciones de no ficción. Se echan en falta los bien pensados ensayos literarios (sobre maestros estadounidenses, como Hawthorne y Melville) y las incesantes investigaciones críticas sobre los distinguidos contemporáneos del escritor (como Philip Roth y Saul Below) que encontramos en Alcanzando la orilla y Odd Jobs [Trabajos esporádicos] y sus ensayos sobre arte a menudo dan la sensación de ser retales que sobraron de sus dos obras anteriores sobre crítica de arte, Just Looking [Solo mirando] y Aún mirando. Los trabajos sobre golf retoman ideas ya exploradas en su libro de 1996 Golf Dreams [Sueños de golf], del mismo modo que en los autobiográficos resuena el eco de sus memorias de 1989 A conciencia.

Higher Gossip también está llena de sobras prescindibles de escritos: un tributo superficial y ligeramente condescendiente de un párrafo de extensión dedicado a Francis Scott Fitzgerald; algunas historias menores, y hasta un comentario sobre jugadores de béisbol pensado para un tomo ilustrado. Estas piezas dan fe de la obsesión de Updike con transformar cada pensamiento en palabras, cada observación en prosa: un testamento de su amor por la escritura, pero también de su aparente impulso de preservarlo todo, sea o no notable, en letra impresa. "Si tuviera que hacerlo, escribiría anuncios para desodorantes o etiquetas para botellas de ketchup", comentó a The Paris Review en 1967.

Al mismo tiempo, sin embargo, Higher Gossip ofrece al lector un montón de placeres palpables, que nos recuerdan la capacidad de mago del escritor para evocar con un simple toque de su varita mundos que otros artistas han creado y su talento para hacer que los temas eruditos nos parezcan increíblemente inmediatos y reales. Los personajes cómicos, escribe Updike en un ensayo sobre el humor, son "elásticos" y tienen la capacidad de rebotar, mientras que los trágicos tienden a ser quebradizos y fríos y están destinados a "hacerse añicos irrevocablemente" cuando se ven sometidos a tensión Updike escribe que en "el mundo urbano de fantasía de sombrero de copa en el que Fred Astaire y Cole Porter reinan como el artista y creador por excelencia, el amor es irónico, guasón, casual e incluso cansino, pero sin embargo eufórico: eres Mickey Mouse" (como en la canción "You're the Top!" [Eres lo más], que dice: "Eres un gorro de Bendel,/ un soneto de Shakespeare,/ eres Mickey Mouse!").

Señala que el pintor Turner "no atribuía a los seres humanos demasiado valor en el balance de las cosas" -su gente se ve empequeñecida por la majestuosidad y el terror de la naturaleza- y alega convincentemente que Turner "enseñó a otros artistas un camino al futuro" con sus lienzos cada vez más abstractos y subjetivos, "imágenes de nada" que anticipaban el Expresionismo Abstracto del siglo siguiente.

En cuanto a otros escritores estadounidenses, Updike conecta los puntos entre sus experiencias vitales y sus visiones artísticas. Describe el punto de vista de Kurt Vonnegut sobre el universo como "básicamente atroz, un inmenso mar de crueldad e indiferencia", el legado de presenciar de primera mano el bombardeo de Dresden durante la II Guerra Mundial. Afirma que Raymond Carver se las ingenia para tallar a partir de "una vida prácticamente naufragada" -penuria, consumo desmedido de alcohol, enfermedad- "historias de una franqueza, perfección y serenidad exquisitas, que se posan en la mente como unas tazas de porcelana perfectas", aunque a menudo retratan vidas que se encuentran "por debajo del umbral de cualquier aspiración más elevada que la supervivencia del día a día".

Y sobre John Cheever, Updike escribe: "La alegría del mundo físico, tan a menudo exaltada en su ficción, y el triunfo de su ascenso desde su llegada a Nueva York como joven emigrante pobre hasta acabar convertido en estrella literaria le proporcionaban, al parecer, comodidad más que suficiente". También los personajes de Cheever, señala, están "llenos de deseos, contradicciones, van solos sin rumbo", incapaces de "conseguir el estoicismo cristalino, el valor desafiante y voluntarista de Hemingway".

Aire de nostalgia
La mayoría de los trabajos en este volumen fueron escritos durante las últimas dos décadas de la vida de Updike y muchos transmiten un aire de nostalgia: la sensación del paso del tiempo, escenas que se desvanecen, indicios de mortalidad. Al repasar su propia obra anterior, el escritor declara que teme que su prosa haya perdido "su vitalidad desenfadada, su instantaneidad, su aire exuberante de ligero exceso". Escribe sobre el resentimiento que posiblemente sienten los escritores más jóvenes hacia "los escribas de pelo cano" que "siguen ocupando espacio y consumen el oxígeno en la sala cada vez más pequeña del mundo de la letra impresa". Y en una muy sonada respuesta en 2006 a un manifiesto del exdirector de la revista Wire, Kevin Kelly (sobre la perspectiva de una biblioteca universal que podría destejer digitalmente los libros y convertirlos en fragmentos remezclables), defiende elocuentemente la primacía de la voz individual, la naturaleza inviolable de la creación artística.

En una de las secciones más fascinantes de Higher Gossip, John Updike reflexiona sobre la historia de las instantáneas estadounidenses, señalando cómo han cambiado a lo largo de las décadas y cómo han respondido a dos impulsos: "el creativo y el conmemorativo". El primero, escribe, "pretendía capturar, en el brusco chasquido del obturador, algo vívido e incluso bello por su color y contorno; el segundo propósito, más realista, aunque en cierto sentido más grandioso, era detener el fluir del tiempo".

Esto, naturalmente, es lo que el propio Updike hizo en innumerables novelas, relatos cortos y otros escritos a lo largo de una carrera de cinco décadas. Nos abrió ventanas a las vidas de otros a medida que se desplegaban a lo largo de la tranquila década de 1950 y las agitaciones de finales de los años sesenta y los setenta hasta más allá del cambio de milenio, destellos fugaces de la vida cotidiana en toda su gloria mundana, inagotable y caleidoscópica.

© NEW YORK TIMES BOOK REVIEW