Image: Pearl S. Buck / La Perla de China

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Ensayo

Pearl S. Buck / La Perla de China

Hilary Sopurling / Anchee Min

1 febrero, 2013 01:00

Pearl S. Buck

Traducción de Roser Berdagué / Traducción de Ángeles Leiva. Circe. 398 pp., 22 euros / Grijalbo. 345 pp., 18'90 e.


Para las nuevas generaciones, la escritora Pearl S. Buck (1892-1973) es tan desconocida que sería necesario empezar desde el principio. El paisaje es la pobre ciudad de Chinkiang, en la provincia de Kiangsu, al sur de Shangái. La protagonista es la hija de unos misioneros presbiterianos estadounidenses y bastante excéntricos destacados en China. Esa niña, llamada Pearl, que recibió el Nobel de Literatura en 1938, llegó al país asiático con sus padres en 1892. Tenía sólo tres meses, sus primeros balbuceos fueron en huáyu o mandarín común, se crió entre los niños de la calle y pasó gran parte de su vida en China.

Para recuperar su figura y acaso descubrir las claves de su olvido, contamos con dos libros de reciente aparición en nuestro país: por un lado, la biografía Pearl. S. Buck, escrita por la inglesa Hilary Spurling. Por otra parte, la novela basada en la infancia de la escritora, La perla de China, de la asiático-americana Anchee Min.

Peral S. Buck, que recibió el premio Pulitzer en 1935 por su novela La buena tierra, la que fuera la primera mujer norteamericana galardonada con el Nobel de Literatura y una de las novelistas más leídas en el mundo en la década de los cincuenta, ha sido también una de las escritoras más olvidadas de todos los tiempos, desvanecida de los mapas literarios hasta quedar reducida a una sombra arrinconada en el cajón de lo exótico. Su íntima relación con el continente asiático llevó a confundirla con una escritora oriental occidentalizada, o a ver en ella a una norteamericana fascinada superficialmente por China. Ambas suposiciones eran falsas.

En la biografía de Hilary Spurling (Stockport, 1940) se hace hincapié en las paradojas que pesaron sobre Buck: en el decenio de 1950 se la estigmatizó como comunista en Norteamérica mientras que en la China comunista se prohibían sus libros por difundir el imperialismo. Era una niña blanca, pero sus padres apenas tenían dinero, siempre medio arruinados entre las tareas misioneras y los esfuerzos de la madre por ayudar a los necesitados. En uno de sus recuerdos de infancia, la niña viaja con sus padres por el Yangtsé en una atestada cabina bajo cubierta en la que se hacinan los chinos, se fuma opio, se apuesta y huele a ácido fénico. En cubierta viajan los blancos, pero su familia no tiene dinero para ese billete. Además, Absalón Sydenstricker trataba de convertir a las gentes miserables y drogadas que viajaban en aquellos barcos. Pearl se sentía avergonzada ante las apasionadas exhortaciones de su padre, recibidas con indiferencia: "No sabían qué significaba pecar ni tampoco quién era aquel hombre que quería salvarlos ni por qué quería salvarlos".

La biógrafa hace alusión al cuento "The Chinese Children Next Door", para calibrar el compromiso de la escritora con los desfavorecidos y mostrar el interés que tanto en sus memorias como en dicho relato, tenía Pearl. S. Buck a la hora de evocar la pobreza, la misoginia y el infanticidio de las hembras en China. La biografía escrita por Hilary Spurling es sensorial y matizada, tiene un valor documental indiscutible, y entra en profundidades al abordar el fracasado matrimonio de Pearl con el también misionero John Lossing Buck.

Por su parte, Anchee Min (Shanghai, 1957) se vale de una invención bien trabada, con el exceso de casualidades de ciertos folletines, para traer al presente a Pearl S. Buck. La perla de china no pretende ser una biografía novelada, pero sí persigue rehabilitar a la escritora, tras el ostracismo al que fue sometida por el régimen de Mao. De la unión espiritual de Pearl con el pueblo chino trata esta novela y de la solidaridad de Absalom Sydenstricker, su esposa Carie y sus hijas con la comunidad de chinos cristianos de su provincia.

Narrada en primera persona por Sauce, personaje de ficción y verdadera protagonista de la historia, supuesta amiga íntima de Pearl, el encanto mayor que ofrece la novela es el tono ingenuo de los episodios infantiles. Donde se empobrece es en el intento de hacer que 70 años de política china se asomen al relato. La protagonista pasará de niña ladrona a ser una prestigiosa periodista política, reciclada en la esposa de un dirigente comunista, y más tarde se verá condenada por el régimen de Mao, precisamente por su amistad con Pearl, en una serie de carambolas más efectistas que verosímiles. Cierto que Anchee Min, la autora de esta entretenida reconstrucción biográfica, conoció los campos de reeducación de Mao y los episodios de las purgas maoístas son estremecedores.