Puedo prometer y prometo. Mis años con Adolfo Suárez
Fernando Ónega
1 noviembre, 2013 01:00Fernando Ónega. Foto: Kiko Huesca
Las primeras elecciones de la España democrática se celebran el 15 de junio de 1977. Adolfo Suárez (Cebreros, Ávila, 1932), presidente del Gobierno, lidera Unión de Centro Democrático (UCD), un partido mal sedimentado y abarrotado de jóvenes ególatras. No las tiene todas consigo y en la antevíspera de las elecciones echa los restos en su aparición televisiva con un persuasivo discurso en el que acuña una frase que todavía le acompaña, convertida en marca, en el espacio político: "Puedo prometer y prometo..."Lo que pocos españoles sabían entonces es que el texto y, más en concreto, la potente frase era de uno de los 'negros' del presidente. El autor, un periodista nacido en Mosteiro, Lugo, en 1947, trabajaba en el diario falangista Arriba. Como narra Fernando Ónega en estas páginas, una tarde de la primavera de 1976 recibe una llamada para que se presente en el despacho del ministro secretario general del Movimiento. Suárez, sin haber hablado nunca con él, le encarga que le escriba el discurso que tiene que pronunciar en las Cortes para defender la Ley que regula el Derecho de Asociación Política. Sin apenas indicaciones, sólo que el eje del texto ha de girar en torno a la idea "mucha paz civil", nuestro joven periodista, que tiene veintiocho años, debe construir "la pieza sustancial en su trayectoria para acceder a la presidencia del Gobierno. Suárez nunca me lo dijo. Jamás lo reconoció ni se lo pregunté".
El magnífico discurso preparado por Ónega dejó una frase para la historia: "Hay que elevar a la categoría política de normal lo que a nivel de calle es simplemente normal". La relación de los 'negros' con los políticos es siempre muy compleja, está tejida de necesidad y desconfianza. Ónega no recibió más noticia del entonces ministro que un sobre con 70.000 pesetas, una buena cantidad para la época. Pero "la joven promesa del periodismo español", como le gustaba pensarse a nuestro autor, había calado y siguió recibiendo encargos hasta que acabó en La Moncloa como jefe de la oficina de prensa. Tras dejar el Palacio de la Moncloa, Ónega no volvió a escribir para Suárez hasta que éste monta en 1982 Centro Democrático y Social (CDS), un partido de aluvión que dejará en 1991.
Convertido Ónega en uno de los periodistas españoles con más presencia en los medios, su posición le ha permitido acceder a quienes en su día fueron protagonistas de la Transición -incluido el Rey- y rememorar sus vivencias de entonces con Suárez. El libro trenza la vida del primer presidente del Gobierno de la España democrática con la autobiografía de Ónega y todo ello con los avatares de la Transición. El retrato del joven aprendiz de Maquiavelo, el político que se abre paso, el jefe de gobierno abandonado y traicionado por amigos y colegas y el padre que sufre por su familia adquiere en estas páginas una viveza conmovedora. Al mismo tiempo el lector repasa los problemas de una época de cambios históricos que todavía nos determina.