Image: Las guerras de Cataluña

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Ensayo

Las guerras de Cataluña

Antonio Espino

2 mayo, 2014 02:00

Miquelets, cuerpo fundado en 1640 en la Guerra dels Segadors (Anónimo)

Edaf. Barcelona, 2014. 520 páginas. 29'50 euros

Antonio Espino López (Córdoba, 1966), profesor de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Barcelona, es uno de los principales especialistas españoles en la historia militar de la época de los Austrias, con numerosos estudios (libros y artículos) cuyo principal centro de atención ha sido la Cataluña de la segunda mitad del siglo XVII (el reinado de Carlos II), pero que han tratado también de la Corona de Aragón o de otras cuestiones relacionadas con el ejército, como muestra por ejemplo su libro sobre la tratadística militar hispana de los siglos XVI y XVII (2001).

En esta ocasión, aborda las guerras de Cataluña en un periodo tan dilatado y decisivo como el que transcurre entre 1652 y 1714, es decir, desde el final de la guerra de Cataluña (1640-1652) -que la historiografía catalana llamó siempre "dels Segadors" y que ahora ha decidido cambiar por el nombre más discutible e intencionado de guerra de Secesión- hasta el final de la resistencia de Barcelona en la guerra de Sucesión al trono de España (1702-1715). La idea de unir el periodo final de la Casa de Austria con la guerra de Sucesión es sin duda un acierto, pues desde el punto de vista bélico hay numerosas similitudes y continuidades. No obstante, el tratamiento no es equilibrado, como muestra el número de páginas que dedica a una y otra parte. Además, mientras que la primera se basa en una acumulación abrumadora de datos y fuentes, la segunda depende mucho más de la bibliografía, no demasiado precisa por otro lado, pues desconocemos aún muchos aspectos de la guerra de Sucesión en Cataluña.

Su tesis principal es que a partir de 1652, pese a la reincorporación de Cataluña a la Monarquía de Felipe IV, subsistió un fuerte recelo hacia sus habitantes entre los gobernantes de la corte y sus delegados en el principado, que envenenó las relaciones entre ambas partes. En la corte pensaban que Cataluña, siempre sospechosa, no contribuía lo suficiente a la defensa -en hombres y en dinero- y en Cataluña que era la corte la que no les defendía adecuadamente, pese a su probada fidelidad y al gran esfuerzo económico y humano que hacían, lo que alimentaba el discurso victimista. La presencia habitual de tropas del rey en Cataluña para defenderla en las frecuentes guerras contra Francia, y los abusos que practicaban con la población civil -sobre todo en los alojamientos- dieron lugar a numerosas tensiones, incluida alguna revuelta de importancia. Numerosos soldados trataban a Cataluña "como un país enemigo, un país de conquista, en el que se luchaba contra los franceses, pero también contra los catalanes sin ser asistidos regularmente por el rey" (página 283). Ello hizo que, junto a la creciente francofobia, se desarrollara una castellanofobia y una desconfianza mutua entre el gobierno de la Monarquía y Cataluña, que explica la postura de muchos de los catalanes en contra de la opción borbónica del testamento de Carlos II. Sin duda, muchos de estos elementos parecen evidentes, como también la debilidad y la mala asistencia al ejército en la Cataluña de Carlos II, que el autor sin embargo exagera frente a quienes (Stradling, Martínez Ruiz, Storrs o Maffi) han visto la defensa de Cataluña de forma mucho menos negativa. De hecho, sus fronteras se mantuvieron, aunque es cierto que en ello influyeron elementos no estrictamente militares.

El libro es una aportación valiosa, con una información enorme, aunque el sentimiento claramente nacionalista del autor tiende a inclinarle a las interpretaciones más duras con la corte central y más favorables a Cataluña. De acuerdo con las tesis canónicas de la historiografía catalanista, considera que la represión política de 1652 significó la pérdida del autogobierno (en contra de otros muchos historiadores, John H. Elliott o James S. Amelang entre ellos); muestra unos efectos tan negativos de las guerras del reinado de Carlos II que resulta difícil explicarse los inicios de la recuperación económica de Cataluña en las décadas finales del XVII (Pierre Vilar); describe una relación entre la corte y el principado que cuestiona el acercamiento tras la crisis de la revuelta y la guerra (Gil Pujol, entre otros), y reproduce varios de los mitos ya conocidos (Ricardo García Cárcel) sobre la guerra de Sucesión.