Image: Historia de los Estados Unidos de América

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Ensayo

Historia de los Estados Unidos de América

Susan-Mary Grant

12 septiembre, 2014 02:00

La esclavitud, la expansión y la inmigración son los ejes de la historia de EE.UU.

Traducción de Axel Alonso Valle. Akal. Madrid, 2014. 544 páginas, 25 euros

La Historia de los Estados Unidos suele abordarse desde distintas perspectivas. Lo habitual es encontrarnos con una memoria de la libertad construida en dos esferas: una visión introspectiva, esto es, la narración del proceso de construcción de la libertad de puertas para adentro de la Unión, que incluye las siguientes fases: Revolución, Constitución, Guerra de Secesión, emancipación, Reconstrucción y la lucha por los derechos civiles de los negros; y otra visión que proyecta la libertad hacia afuera: comenzaría con la Doctrina Monroe -de aplicación discutible- y, después de un largo amplio periodo de aislamiento, nos orientaría hacia todos aquellos momentos y lugares donde el país trató de exportar su propio modelo e izar la bandera de la libertad. Cuando Estados Unidos entró en combate, siempre estuvo del lado de la causa de la libertad.

Además, hay otros enfoques, por ejemplo, el internacionalista. Pegado al anterior, aunque sin pivotar sobre la idea de libertad, explica la Historia de Estados Unidos desde su posición en el mundo. Hay una tercera escuela, no es la última pero sí la que nos interesa ahora, que aborda el conocimiento del pasado de la nación a partir de las relaciones de conflicto entre grupos: las colonias no eran un edén; no reinaba en ellas precisamente la armonía y existían grupos sociales que luchaban por el poder y la propiedad. Esas luchas constituyen un círculo interior cuyo extrarradio es la Guerra de Independencia entre tories -leales a la Corona- y revolucionarios que pretenden romper las cadenas de la opresión. Posteriormente, los conflictos entre territorios, grupos sociales, clases, razas y sexos configuran sus más de dos siglos y medio de Historia.

El libro de Susan-Mary Grant no es, ni mucho menos, estructuralista -o fundamentalista, como llaman algunos a esta corriente-; es menos miope y reduccionista, lo que lo convierte en más rico y complejo. La historiadora británica es experta en identidad y en el periodo prebélico americano. Ambas cosas se notan e influyen sobre el trabajo. Para la profesora de Newcastle la Historia de Estados Unidos consiste también en la búsqueda de su identidad, sobre todo hasta el final de la Guerra de Secesión, en 1865. Pero también después, cuando el país ha de acoplar el resultado de la contienda a un nuevo modelo productivo y de sociedad. La Historia de Estados Unidos se construye, por tanto, en torno a tres ejes: la esclavitud, la expansión -en su propio continente- y la inmigración.

Qué quiere decir esto: nada más y nada menos que Estados Unidos es, en definitiva, producto de la suma o confluencia de estos tres elementos explicativos. Los tres fenómenos ocurren simultáneamente al menos en alguna de sus fases. La inmigración es el origen de la nación y el motor de su desarrollo y progreso económico. Los primeros pasajes en los que se cuenta la fundación de Virginia, la Tierra Virgen, son una auténtica delicia además de muy útiles para entender el estilo de vida propugnado por las colonias tras su independencia. El expansionismo, basado en las ideas de libertad y propiedad, y consagrado en la Constitución, permite la colonización del Oeste pero, sobre todo, lejos de establecer unas pautas de convivencia con los indios o pobladores nativos, se convierte en una fuente de conflicto permanente durante todo un siglo.

Por último, la esclavitud explica transversalmente toda la Historia de Estados Unidos. Muy acertadamente, Grant no pretende patentar una nueva versión conflictual de la Historia sino demostrar que la esclavitud la condicionó de manera dramática para forjar una Historia singular. Otro gran mérito de la sólida obra de Grant es mostrar con meridiana claridad que los ecos del estigma de la esclavitud no se apagan automáticamente tras su supresión. Hay un punto de inflexión, pero no un punto y aparte. Y todo esto lo hace la autora sin arrebatos ni obstinación, y sobre todo mostrando gran amplitud de miras. Dado que en absoluto niega las virtudes del sistema, lo que pone de manifiesto son, precisamente, sus contradicciones. Que su Historia desemboque en Obama puede ser una casualidad. O no.