Image: Juan Antonio Llorente, el factótum del rey Intruso

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Ensayo

Juan Antonio Llorente, el factótum del rey Intruso

Gérar Dufour

10 octubre, 2014 02:00

Prensas Universidarias de Zaragoza, 2014. 297 páginas, 15 euros.

Gérard Dufour (París, 1943) es un reconocido hispanista, especializado en el estudio de los terribles años de la guerra de la Independencia, que ha abordado sobre todo desde la vertiente del reinado del hermano de Napoleón, José I, y los españoles que colaboraron con él, los afrancesados. Uno de los más destacados de estos fue Juan Antonio Llorente, cuya fama se ha debido al hecho de haber sido el primer historiador de la Inquisición, en el que se han basado posteriormente muchas de las valoraciones más negativas de dicho tribunal.

Ya en anteriores publicaciones, Dufour se había interesado por Llorente, al que estudia ahora exclusivamente durante los años del reinado de José I (1808-1813), en los que colaboró con el rey Intruso con tal leal-tad y dedicación que no duda en considerarle su "factótum". El problema de los afrancesados es una cuestión compleja de la que además del propio autor se han ocupado entre otros Défourneaux, Juretschke, Artola, Ferrer Benimeli, De la Lama (centrado en el propio Llorente), López Tabar o Morange. La valoración que de ellos puede hacerse oscila entre dos extremos: la de traidores a su patria como les consideraron quienes se alzaron contra los franceses, o liberales bien intencionados que vieron la ocasión de llevar a cabo cambios necesarios. En cualquier caso, su actitud continúa siendo polémica, por lo que la mejor solución es el tratamiento individualizado -como el que realiza Dufour con Llorente- en busca de las razones que pudieron guiar a cada uno. En este sentido, el personaje que aparece en el libro no queda libre de sospechas. Fue sin duda un partidario de las reformas, en la línea de la Ilustración, especialmente en lo relativo a la Iglesia española a la que pertenecía como canónigo de la diócesis primada de Toledo.

La reorganización regalista de las diócesis haciéndolas coincidir -como en la Francia napoleónica- con los distritos administrativos y militares, la desamortización de los bienes de la Iglesia y la supresión de la Inquisición eran sus principales propuestas, que le llevaron a colaborar desde el comienzo y con todo entusiasmo con el rey francés y con su admirado Napoleón, siendo entre otras cosas un constante propagandista del régimen instaurado en Bayona.

Pero más allá de sus ideas o de su confesado odio y miedo a la anarquía, en su afrancesamiento influían elementos menos legítimos como su enorme ambición, incluida su frustración por no haber llegado a obispo -la "insuficiencia mitral" de que habla el autor-, las escasas expectativas con las que contaba tras la caída de Godoy y el acceso al trono de Fernando VII, o el pragmatismo escondido tras su convicción de que era imposible resistirse a la fuerza militar de Napoleón. La propia avidez que demostró al hacerse a bajo precio con propiedades procedentes de Bienes Nacionales desamortizados queda lejos de cualquier idealismo. Sus convicciones más firmes fueron las referentes a la reorganización eclesiástica y la supresión de la Inquisición, a la que dedicó diversos estudios antes de su magna obra, publicada ya en el exilio francés, la Historia Crítica de la Inquisición de España, basada en una amplia documentación a la que tuvo acceso privilegiado en virtud de los cargos que ocupó durante el reinado de José I, lo cual aprovechó para apropiarse de buena parte de ella, que se llevó en cajas al exilio.

Es curioso que, pese a la enorme distancia que les separaba, su defensa de la supresión del Tribunal llevada a cabo por Napoleón (1808) coincidía con las propuestas de los liberales en las Cortes de Cádiz, aceptadas en la Constitución de 1812, que también la suprimió. Pese a estar condenado a muerte por los patriotas, en Cádiz conocían sus escritos y se utilizaban sus argumentos. Ya desde sus inicios, la división del liberalismo entre patriotas y afrancesados añadía una dificultad más a las varias que iban a complicar la transición española desde el Antiguo Régimen al liberalismo.