Image: Cóndor. El plan secreto de las dictaduras latinoamericanas

Image: Cóndor. El plan secreto de las dictaduras latinoamericanas

Ensayo

Cóndor. El plan secreto de las dictaduras latinoamericanas

João Pina

6 marzo, 2015 01:00

Foto de João Pina de una celda paraguaya

Blume, Barcelona, 2014. 224 páginas, 18€

A fines de 1975 algunas dictaduras latinoamericanas pusieron en marcha el Plan Cóndor. Convocados por el gobierno de Augusto Pinochet, los servicios secretos de Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay y Uruguay montaron un dispositivo represivo continental para rentabilizar los recursos disponibles.

Así, intentaron centralizar la información sobre los movimientos guerrilleros y los elementos "subversivos" presentes en sus países, mientras facilitaban la circulación transfronteriza de militares, policías y escuadrones de la muerte. En algunos casos se prestaba apoyo técnico y asesoramiento, en otros se facilitaba la extradición meramente administrativa de militantes, y también se intensificaban las ejecuciones, las desapariciones forzosas, las torturas y las detenciones en centros ilegales.

A partir de esta realidad, el fotógrafo portugués João Pina compuso un álbum fotográfico con testimonios de la represión en las décadas de 1960 y 1970 y fotos suyas de algunos sobrevivientes (acompañadas por pequeñas biografías), campos de concentración y otros recuerdos. Su objetivo es dar testimonio de aquellos años de hierro, preservando la memoria histórica.

Su trabajo es acompañado de un artículo introductorio de Jon Lee Anderson, que contextualiza la operación Cóndor y sus principales consecuencias. También hay un texto final de Baltasar Garzón sobre "Los derechos de las víctimas". Mientras el primero se centra en este período, el segundo es una elucubración más abstracta, que salta de una época a otra, con evidentes anacronismos al tratar los delitos de lesa humanidad.

Todavía se sabe muy poco del alcance exacto de la Operación Cóndor. El descubrimiento de un archivo en las cercanías de Asunción del Paraguay por Martín Almada, recordado y fotografiado por Pina, puso en conocimiento de la opinión pública algunas de las mayores atrocidades de aquellos años. Sin embargo, hay muchas cuestiones por verificar en esta historia.

Una es el papel de Estados Unidos. Aquí se le asume un rol protagonista, aunque esto minimiza la responsabilidad de los represores latinoamericanos. En la misma gestación del Cóndor parece que se bastaron por si mismos, alcanzando un grado de coordinación actualmente inexistente en la lucha regional contra el narcotráfico y el crimen organizado. Anderson recuerda el protagonismo de algunos refugiados nazis, que transmitieron a sus colegas locales (de armas e ideología) el know how represivo. Otra influencia reseñable fue la de antiguos cuadros de la OAS, el ejército secreto francés que combatió en Argelia, muy activo a la hora de transmitir técnicas de tortura y otras acciones represivas.

Se hubiera agradecido una mayor precisión en todo lo relacionado con la Operación Cóndor. No toda la represión estuvo vinculada a estos mecanismos de coordinación regional. La mayor parte se dio en el marco de la lucha interna. Tampoco es necesario magnificar el resultado de la represión. La tragedia, por si sola, es impresionante como para tener que sobredimensionar sus resultados. Quizá sea la diferencia entre la historia y la memoria histórica. La primera no requiere de adjetivos.