Image: Ciudad total. Bombay perdida y encontrada

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Ensayo

Ciudad total. Bombay perdida y encontrada

Suketu Mehta

19 junio, 2015 02:00

Foto: Archivo

Traducción de Aurora Echevarría. Literatura Random House, 2015. 651 páginas, 23'90€. Ebook: 12'90€

Suketu Mehta ( Kolkata, India, 1963) ha logrado -y lo que es más fascinante, con su primer libro- que su nombre haya quedado asociado para siempre entre signos de admiración a la ciudad de Bombay. Puede que se trate en realidad de uno de los secretos deseos de cualquier escritor: conseguir arrancar el alma de una ciudad, destilarla hasta la última gota. Son muchos los casos de ciudades apropiadas en la historia de la literatura: el Nueva York de Henry James, el Oviedo de Clarín, el Chicago de John Dos Passos, el Dublín de Joyce, el París de Marcel Proust, el Londres de Dickens… a todos ellos se une ahora otro más y por derecho propio: el Bombay perdido y "reencontrado" de Suketu Mehta.

Aparentemente este descomunal proyecto comenzó como el cuaderno de notas del regreso a la ciudad de Bombay. Suketu Mehta abandonó la ciudad en 1977 y regresó veintiún años más tarde tras una adolescencia y primera juventud en la ciudad de Nueva York. Ya adulto y en compañía de su mujer y sus dos hijos Mehta regresa a una Bombay completamente transformada, casi irreconocible. El primer reencuentro con el monstruo de la ciudad reproduce una experiencia familiar: el intento siempre fallido de encontrar en la realidad, muchos años más tarde, la memoria sentimental de la infancia. A través de las dificultades comunes de una familia que trata de instalarse en la megalópolis nos asomamos por primera vez a ese impresionante caos de vidas humanas, mordidas, chantajes, chapuzas, pobreza extrema, corrupción, colegios en los que es imposible ingresar, bombonas de gas imposibles de conseguir, violencia racial y situaciones cómicas. Mehta transita bien en un estilo ambivalente entre la crónica y retrato de costumbres, tiene la tradicional eficacia del non-fiction norteamericano más limpio, pero en su caso con un añadido hindú indescriptible. Es como si la conciencia de Mehta hubiese sido (tras su infancia en Bombay) reseteada en el primer mundo norteamericano, para regresar de nuevo con la mente perdida entre la nostalgia de la ciudad infantil y la acerada capacidad narrativa del adulto.

Mehta se parece -como es lógico- más a "nosotros" (los primermundistas) que a "ellos" los habitantes de Bombay, le sorprenden, maravillan y escandalizan las cosas que nos sorprenderían, maravillarían y escandalizarían a nosotros, pero hay algo en su ADN que le convierte en un observador privilegiado, un cicerone de excepción para ingresar en el laberinto humano de una de las ciudades más pobladas y desiguales de la Tierra.

Si hubiese que definir cuál es el talento más sobresaliente de Suketu Mehta se podría decir que es su solidez a la hora de encontrar (y retratar) a los habitantes de Bombay cuyas vidas no son sólo fascinantes desde un punto de vista individual sino que además aglutinan toda una experiencia global. Mehta nos habla de Sunil, un buscavidas, asesino de musulmanes durante las violentas revueltas de la ciudad en los 90; de Balasheb Tackeray, el disparatado lider local; de "Honey", nombre artístico del travesti llamado Manoj; de Monalisa, una bailarina fascinante que tiene en vilo a toda la oscura Bombay nocturna, o la joven y aguerrida Tanuja Chandra, directora de Bollywood. En cada una de estas vidas hay resumida, no sólo una experiencia humana, sino también una buena parte de la dimensión histórica de la ciudad.

Mehta es lo bastante astuto como para cumplir con la expectativa de exotismo razonable con la que cualquier lector se acercaría a un libro así y, al mismo tiempo, negarlo por completo para dar una visión compleja, ambigua, tan difícil de juzgar como la vida misma. El libro se lee al fin con la fascinación de una crónica, pero también con la intimidad de un testimonio. Suketu Mehta hace de sí mismo el observador imparcial sin dejar de ser en ningún momento el niño fascinado que no puede seguir buscando, entre los escombros, los restos de una ciudad perdida para siempre.