Image: Homenaje a Borges

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Ensayo

Homenaje a Borges

María Kodama

31 marzo, 2017 02:00

Kodama y Borges, en los primeros años de su relación

Lumen. Barcelona, 2016. 274 páginas, 16€. Ebook: 9'49€

Homenaje a Borges se abre con una confesión de la autora: el libro, dice, es el cumplimiento de una antigua solicitud de su marido a la que ella siempre se negó: la publicación de sus textos. La palabra pública de Kodama (Buenos Aires, 1937) se presenta entonces como la respuesta ética a una demanda personal de Borges (Buenos Aires, 1899 - Ginebra, 1986). Pero la escritora confiesa también un dolor en forma de reproche conyugal: publica porque ha habido otros "más insistentes que usted". Estos detalles privados exhibidos públicamente prefiguran el libro como una condición de posibilidad para acceder al Borges íntimo que se oculta bajo el significante "mi amor" con que la argentina se refiere al esposo.

Sin embargo, la esperanza de ver al hombre en su materialidad, antes de que conquistara la eternidad definitiva, se derrumba pronto: el lector descubre que el tono confesional e íntimo es pura simulación. Kodama se expone al juicio público en busca de su propia legitimación como depositaria fiel del legado Borges. Y es que el libro es en realidad una antología de conferencias que ella dictó sobre la literatura borgeana.

Kodama no deslumbra con su conocimiento enciclopédico ni emociona con la memoria sentimental que despliega, porque escribe desde la rigidez y el recato, que recuerdan demasiado a la impostura. Analiza y reelabora, una vez tras otra, algunos de los grandes temas de la literatura borgeana como el tiempo, el otro, las bibliotecas y los libros, Oriente o el desierto; entre cuchilleros y laberintos, la infancia y la familia, pero ni rastro del enigma del tigre.

Sin más aparato crítico que unas notas finales a modo de bibliografía básica, los textos no están revisados ni contextualizados y revelan, por tanto, una dejadez editorial que no puedo atribuir sino a la urgencia por la conmemoración de los treinta años de la muerte de Borges. Me niego a creer que los trasvases de fragmentos e incluso de párrafos enteros de una conferencia a otra (la recurrencia con que se produce este hecho es casi un insulto al lector) respondan a una voluntad de fidelidad hacia los textos originales. Inquieta la publicación de unos papeles cuya condición de borrador es ostensible; sorprende que con ellos se quiera vindicar a la Kodama autora y heredera de la escritura de Borges. O es que acaso toda explicación pase por el territorio de lo comercial y toda vinculación ética del libro con lo literario sea fraudulenta.

Con todo, la lectura estimula la imaginación: impresiona pensar en la mujer Kodama convertida en los ojos de Borges, accediendo con ellos a la intimidad del esposo ciego; a su vez, es imposible el frío ante la idea de Borges penetrando con su voz el cuerpo de su mujer: ojos y palabras configurando un espacio íntimo fuera de sí, en el reino de lo extraño que es siempre el lenguaje. Quizás no haya intimidad más profunda que la literatura descarnada que el escritor ha legado a una historia de la literatura en la que dice no creer, y entonces haya que reconocerle a Kodama su parte de razón. Tal vez es mejor pensar en Homenaje a Borges como su autora piensa en la Victoria de Samotracia: descabezada y sin brazos, la belleza es un instante detenido que no se dirige a nadie.