Image: La Guerra de los Treinta Años. Una tragedia europea

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Ensayo

La Guerra de los Treinta Años. Una tragedia europea

Peter H. Wilson

28 septiembre, 2018 02:00

Vicente Carducho: Victoria de Fleurus, 1634

Desperta Ferro, Madrid, 2018. Dos volúmenes, 608 y 608 páginas. Cada unidad, 27,95 €

El año actual conmemoramos el tercer centenario del inicio de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648), el mayor conflicto bélico de la Europa Moderna. Tan importante efeméride explica la traducción de uno de los principales libros publicados sobre ella en los últimos años. Si bien la bibliografía existente sobre los múltiples aspectos de esta guerra es abrumadora, con cerca de cuatro mil títulos, por ejemplo, solo sobre la paz de Westfalia, las traducciones a nuestra lengua han sido escasas.

Los lectores españoles han quedado así mayoritariamente alejados del conocimiento de la gran contienda del siglo XVII, hecho que se corresponde con el más grave olvido del importantísimo papel desempeñado por España. A ello han contribuido múltiples factores, desde el particularismo alemán, que creó un estereotipo germánico protestante y antihabsburgo, a la huella de una leyenda negra -anglosajona, pero fuerte también en Alemania y otros países- que anticipó y magnificó la decadencia española. ¿Cómo era posible que aquella monarquía tan debilitada pudiera ser un protagonista esencial de la guerra? Lo cierto, sin embargo, como demuestran cada vez más estudios, es que España fue la gran financiadora del bando Habsburgo-católico, que intervino en la guerra desde sus inicios hasta el final, y que sus ejércitos -mucho más modernos y potentes de lo que indican leyendas como la de Rocroi, derrota magnificada por Francia- obtuvieron o participaron en numerosas victorias importantes. Peter Wilson lo reconoce así, y otorga un notable papel a España en aquel conflicto. Su estudio, monumental por la cantidad de países y cuestiones implicados, corrige, entre otros méritos, tales visiones parciales superadas ya por la historiografía. Él es, ante todo, un especialista en historia militar, y no cabe duda de que los aspectos militares y bélicos son lo mejor del libro: los estudios de técnicas y tácticas, de comandantes y soldados, o de las batallas.

Wilson reconoce el notable papel de España en el conflicto, muchas veces olvidado por la historiografía

A pesar de las pretensiones de la historiografía nacionalista alemana, es evidente que la guerra trascendió sus límites. No solo se vinculó y actuó en cierto sentido como epicentro de una conflictividad que afectaba a zonas cercanas, como los Países Bajos, el Báltico, Polonia, Transilvania o el norte de Italia, sino, sobre todo, acabó internacionalizándose, con la presencia temporal de Dinamarca, y las definitivas de Suecia y Francia. Lo que en la fase inicial fue una disputa dentro del Imperio -por causas no exclusivamente religiosas-, se convirtió en una lucha por la hegemonía internacional. Obviamente, analizar todos los aspectos y elementos de esta gran guerra es un trabajo titánico, que Wilson ha realizado con éxito notable. Su mayor defecto, sin embargo, es la excesiva dependencia de los estudios publicados en inglés o en alemán.

Es cierto que la mayor parte de la historiografía relativa a la guerra está en estas lenguas, pero resulta muy difícil hablar, por ejemplo, de la España de Olivares y Felipe IV, o de la revuelta napolitana de Masaniello, sin tener en cuenta lo esencial de la bibliografía sobre las mismas. Ello le lleva a cometer algunas simplificaciones e imprecisiones que aminoran la calidad de varios epígrafes. Con todo, se trata de un buen libro, fruto del empeño editorial ambicioso y encomiable de una editorial joven, especializada en la historia militar.