Las lágrimas de Shiva
César Mallorquí
15 mayo, 2002 02:00En Las lágrimas de Shiva, como ya pasara en su libro anterior, La catedral, no se echa de menos ninguno de los ingredientes con que se construyen las grandes historias: una trama sugerente -a la que no le faltan su fantasma y hasta sus guiños literarios-, unos personajes sumamente atractivos -en especial el del tío Luis-, una tesis, una ambientación a la altura de las circunstancias -Santander, el verano en que el hombre llegó a la luna- y un tempo narrativo que permita al lector devorar la historia de un bocado. La peripecia del protagonista y narrador es la siguiente: enviado a casa de unos parientes del norte, en un verano descubrirá las claves de un antiguo secreto familiar y los misterios del amor y del deseo. Las primeras, gracias a la historia de ciertas esmeraldas en forma de lágrimas, conocidas como "las lágrimas de Shiva". El segundo, gracias a las cuatro primas que desde el principio de la novela se presentan como la verdadera aventura de las vacaciones.
Una curiosidad: el homenaje que el autor rinde a su padre, José Mallorquí, el creador de "El Coyote". No obstante, César es másque el hijo de Mallorquí. Aunque ese dato siga apareciendo en primer lugar en las fichas biográficas de sus libros.