En Cómo acercarse a la fábula, Augusto Monterroso prescribe "con precaución, como cualquier cosa pequeña. Pero sin miedo" y, a continuación señala: "finalmente se descubrirá que ninguna fábula es dañina, excepto cuando alcanza a verse en ella alguna enseñanza". Hay una tensión en la fábula entre la trasgresión y el orden. Tensión que no se encuentra en su hermana mojigata, la parábola. Pienso que dicha tensión es la responsable de que la fábula haya sida relegada o asimilada (según como se mire) al terreno de la infancia. Por esta razón, aunque la moraleja explícita de La liebre y la tortuga sea "con constancia y paciencia obtendremos siempre el éxito", muchos nos quedaremos con la imagen de la derrota de la liebre o la satisfacción que pudo producir en la tortuga su venganza.
La presente edición recoge ilustraciones de artistas de la talla de Caldecott, Rackham, Gooden o Calder. En ella apreciamos cómo cada uno reelabora la fábula, tanto en la caracterización de los personajes y ambientes como en la selección de la representación, aportando una nueva dimensión a la concisión y exactitud del texto. Libro fuera de serie que bien puede tener su puesto en la biblioteca del niño o del adulto.