Desde hace unos años los autores nórdicos han encumbrado la novela negra a lo más alto. Por eso no es de extrañar, que también el público infantil sucumba a sus encantos, máxime cuando se topa con una historia bien trabada, de esas en las que el misterio violenta lo cotidiano sin apenas darnos cuenta. Bien lo sabe Kristina Ohlsson, antigua colaboradora del Servicio de Inteligencia sueco y escritora de éxito, al retratar la apacible realidad de una joven que, tras perder a su padre, debe mudarse a una vieja casa a las afueras de un pueblo que los anteriores inquilinos abandonaron. Los inquietantes movimientos de la lámpara del salón, las figurillas de unos niños de cristal sobre la mesa y ciertas amenazas invitándoles a abandonar su nuevo hogar provocarán que la protagonista y sus amigosno desistan hasta descubrir los secretos que habitan entre aquellos desgastados muros.