La chica del pañuelo rojo
Jili Jiang
30 mayo, 1999 02:00Los temibles "dazibaos" aparecen en cualquier puerta, condenando al elegido. Hijos contra madres y padres, hermanos contra hermanos; suicidios por no poder soportar la degradación... crean un caos del que nadie escapa. Quien escribe un "dazibaos" hoy, mañana puede encontrarse con otro en su puerta pues todos son vulnerables a las sospechas en esa barahúnda paranoica en que se convirtió China, Europa del Este, y ya en el Caribe, Cuba.
Escrita con un lenguaje sencillo que llega al corazón, esta novela testimonio es estremecedora. Una y otra vez la chica lucha por realizarse de acuerdo a los parámetros de un líder carismático cuya política errática impide cualquier realización si antes no traicionas lo que más quieres, con lo cual no hay salida posible. Desoladora la sensación que permanece después de terminar su lectura, porque sólo atendemos a la muerte como lo peor que puede sucederle al ser humano. No obstante, la mala vida, la vida sin decoro, sacrificada por ideologías efímeras, puede ser un tormento sostenido ante el cual la muerte puede presentarse como un alivio. Vale la pena abrir los ojos con esta lectura, aunque el precio sean largas noches de insomnio.