Novela

La chica del pañuelo rojo

Jili Jiang

30 mayo, 1999 02:00

Traducción de Elena Recasens Ediciones B. 247 págs., 1.700 ptas

¿E xiste algo peor que la muerte? Sí: una vida sin futuro; los sueños rotos desde la infancia; descubrir que el "dios" en el que creemos nos humilla y nos convierte en un amasijo de angustias sin solución. De todo esto trata La chica del pañuelo rojo. La niña orgullosa de su pañuelo de pionera, alumna ejemplar, hija de un actor de teatro y de una empleada estatal, que sueña en convertirse en una digna heredera de la Guardia Roja en la China de Mao Zedong y que gracias a la Revolución (diría más bien Re-involución) Cultural ve a su padre preso y estigmatizado por haber tenido un padre terrateniente al que ni siquiera llegó a conocer.
Los temibles "dazibaos" aparecen en cualquier puerta, condenando al elegido. Hijos contra madres y padres, hermanos contra hermanos; suicidios por no poder soportar la degradación... crean un caos del que nadie escapa. Quien escribe un "dazibaos" hoy, mañana puede encontrarse con otro en su puerta pues todos son vulnerables a las sospechas en esa barahúnda paranoica en que se convirtió China, Europa del Este, y ya en el Caribe, Cuba.
Escrita con un lenguaje sencillo que llega al corazón, esta novela testimonio es estremecedora. Una y otra vez la chica lucha por realizarse de acuerdo a los parámetros de un líder carismático cuya política errática impide cualquier realización si antes no traicionas lo que más quieres, con lo cual no hay salida posible. Desoladora la sensación que permanece después de terminar su lectura, porque sólo atendemos a la muerte como lo peor que puede sucederle al ser humano. No obstante, la mala vida, la vida sin decoro, sacrificada por ideologías efímeras, puede ser un tormento sostenido ante el cual la muerte puede presentarse como un alivio. Vale la pena abrir los ojos con esta lectura, aunque el precio sean largas noches de insomnio.