Novela

Bla, bla, bla

Giuseppe Culicchia

13 junio, 1999 02:00

Trad. de C. Filipetto. Ed. Thassália 151 páginas, 1.450 pesetas

H ay veces que las vidas humanas semejan cajas transportadas sin tregua de uno a otro contenedor, hasta su destino final de madera anónima. Como afirma Culicchia "todos tenemos cara de derrota [...], inhalamos y exhalamos desesperación". Ante ese camino sin destino, surge la desesperación como estética, como ética, como única salida. Sólo tenemos que subir a un autobús sin destino y tratar de ser nadie, nada, una descomposición planificada.
Giuseppe Culicchia (Turín, 1965), colabora en el periódico "La Stampa", y ha publicado hace dos años en España Todos al suelo, novela que recibió el premio Montblanc así como el Grizane Cavour. En su escritura transparenta un nihilismo ácido y real, directo y lírico a la vez, fruto de una temporalidad actual que tiñe de humor negro y desesperación el universo creativo, reflejo de esa existencia sin salida que muchos de los jóvenes vislumbran. Ante el absurdo del vivir, ante la invasión de la publicidad que ofrece una felicidad que no existe, el protagonista innominado de Bla bla bla sólo desea desaparecer. Es un hombre sin atributos, la suma de un siglo que termina.
Su propia juventud, que intuimos en la lectura, es el valor más falso que posee, y sus encuentros con otros jóvenes son igualmente frustrantes. No tiene raíces, todas las ciudades son la misma, sus compañeros de instituto son perfectos desconocidos. Ese descenso dantesco por el mundo de las luces y sombras en el anonimato de una gran ciudad le permite esclarecer esa mancha oscura que es su propia vida. Con un dinamismo narrativo fuera de lo común, estructurado en secuencias muy breves, este narrador-protagonista nos abre ese diario íntimo de la nada, ese universo urbano invadido por la sociedad del bienestar publicitario, que ofrece la calderilla de la pobreza, la limosna de la desesperación, el tiempo caníbal de la soledad acompañada del vacío.