Novela

Nacimiento de los fantasmas

Marie Darrieussecq

27 junio, 1999 02:00

Traduc. de Teresa Gallego Anagrama. 150 págs, 1.700 ptas.

Otra vez Marie D. (Bayona, 1969) sale al mercado editorial con la crítica a favor. Su primera novela, Marranadas, conmocionó el panorama literario europeo. En ésta, nos propone un periplo por la fragilidad del mundo de la costumbre, del hábito aparentemente solidificado a fuerza de repetición. Nacimiento de los fantasmas no es tal nacimiento, sino la salida a la luz de territorios íntimos con los que estamos acostumbrados a convivir en mansedumbre, aplacados por el movimiento centrífugo de lo cotidiano. Es común creer que nos desplazamos cuando sólo nos movemos en círculos dictados por la costumbre.
Nadie tiene nombre en esta novela. La protagonista asume su propio rol de fantasma en la representación desde el primer párrafo: "Nadie sabe dónde está mi marido. Volvió del trabajo, dejó la cartera apoyada contra la pared y me preguntó si había comprado el pan. Debían ser alrededor de las siete y media". A partir de la declaración del absurdo, la protagonista recorre un camino onírico, nunca sabemos a ciencia cierta si sueña despierta o dormida y el extenso monólogo nos aleja cada vez más de la realidad como representación, introduciéndonos en un túnel, alegoría de la existencia de mundos paralelos. Es aquí, al ser nombrada en perfección, donde la metafísica nos amenaza con dejar de serlo y puede que todos los días, al levantarnos, salgamos corriendo a revisar los hábitos de nuestros seres queridos porque, nunca se sabe qué puede suceder sólo con cerrar los ojos y voltear la mirada hacia el temido "adentro".
La seguridad de la vida asentada sobre pilares pequeñoburgueses se ve amenazada con esta novela porque no son la muerte, la separación, y otras minucias lo que nos coloca al otro lado del "Velo de malla", donde todo es posible, hasta desaparecer sin dejar rastro, sin haber cambiado de domicilio, ciudad o país. Mª.

E. C. V.