Novela

Obras completas, I. Novelas

Franz Kafka

10 octubre, 1999 02:00

Traducción de Miguel Sáenz. Edición de Jordi Llovet. Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. Barcelona, 1999. 1079 páginas, 7.500 pesetas

Esta nueva y, a lo que parece, ya definitiva edición, de la obra de Franz Kafka ofrece al lector más de lo que cabría esperar. No cabe duda de que algunos aspectos renovadores, de suma utilidad, se deben a la adecuada dirección del catedrático de Teoría Literaria de la Universidad de Barcelona, Jordi Llovet, quien merecerá el agradecimiento de los lectores cultos de Kafka. Porque, como apunta el ensayo de Hannah Arendt, "Franz Kafka, revalorado", publicado en la mítica revista "Partisan Review", en 1944, y ahora reproducido de su versión alemana, como parte de la introducción a la presente edición, "las tiradas de sus libros nunca han estado en proporción con la cantidad de estudios aparecidos sobre ellos, que sigue creciendo, ni con la influencia cada vez más profunda y extensa que su obra ejerce sobre los escritores de nuestro tiempo". Sus palabras siguen siendo válidas. Posiblemente no haya otro escritor como Kafka que represente, pese al carácter aparentemente fragmentario y provisional de la mayor parte de su obra, el profundo significado de nuestro siglo y el ahora consciente desconcierto en el que vivimos. En esta edición española por vez primera se ha podido utilizar la edición crítica alemana, de la editorial S. Fisher, cuyo primer volumen se publicó en 1982, ya que sus editores lograron, por fin, tener ante los ojos los manuscritos de Kafka que hasta su muerte en Tel Aviv, en 1968, retuvo el que fuera su amigo y albacea Max Brod. A su infidelidad testamentaria debemos la posibilidad de conocer la obra de uno de los más extraños escritores universales. Cabe decir que la edición crítica alemana no ha finalizado todavía la publicación de todos los volúmenes, aunque los traductores españoles la utilicen, ya que falta la publicación del último volumen de textos dispersos. Se ha logrado reordenar los materiales manuscritos con criterios filológicos solventes.

A mi juicio, sin embargo, el mayor mérito del presente volumen es la fijación de los criterios generales de traducción que expone Jordi Llovet en las páginas 27 y siguientes. Ha distribuido la obra del autor en cuatro volúmenes y ha iniciado el primero con las novelas El desaparecido (título que había decidido el autor) en lugar de América, que procede de Brod; El proceso (su novela extensa más popular) y El castillo. En el presente volumen, como introducción (págs. 49-172) se ha añadido Franz Kafka, una biografía, de Klaus Wagenbach (ya editada en España por Alianza en 1970), aunque en esta oportunidad se ha puesto al día y vuelto a traducir por Joan Parra. Wagenbach es, además de editor, el mayor experto en la biografía de Kafka. A él se debe, entre otros, el libro Franz Kafka. Imágenes de una vida, una deslumbrante colección de imágenes gráficas de Kafka, sus familiares y amigos y de los ambientes en los que vivió, así como otros documentos con él relacionados. Cons- tituye, en su segunda edición, ampliada y modificada, un auténtico placer. Pero, volviendo a la traducción, Llovet expone los criterios elegidos, que pueden resumirse en la fidelidad al texto. Las dificultades que habrán de vencer los traductores no han sido ni serán escasas. Se trata de mantener, en el estilo, la evolución que va desde el expresionismo de sus primeras obras al "modelo alemán culto desprovisto de grandes aderezos", manteniendo, incluso, las deliberadas incorrecciones que figuran en el original alemán. Por otra parte, no se nos ahorra una exhaustiva bibliografía de lo publicado por Kafka, así como las referencias a las traducciones castellanas, algunas de origen argentino, que, pese a sus deficiencias, nos permitieron acceder en los años 50 y 60 a la obra de Kafka. Una bibliografía general, las particulares a cada obra y las notas correspondientes (no las filológicas, que hubieran sido incomprensibles para el lector español) convierten este libro en referencia obligada.

Kafka no llegó a a dar por finalizada ninguna de las tres novelas que constituyen su legado. Las fechas de redacción corresponden a finales de 1912 (El desaparecido), segunda mitad de 1914 (El proceso) y hacia 1922 (El castillo). En 1925, es decir en fecha temprana, la orteguiana "Revista de Occidente" publicó La metamorfosis en traducción atribuida a J. L. Borges. Pasarían muchos años antes de que de nuevo fueran editándose las obras de Kafka, en la ordenación de Brod, instalado ya en Palestina desde 1939, ya que logró huir de la entonces Checoslovaquia el día anterior a la invasión nazi. Los avatares editoriales de la publicación de sus obras son detallados por Llovet con minuciosidad y contribuyeron a incrementar el misterio que rodeó la contradictoria vida del escritor y su obra. A su esclarecimiento ha contribuido la paciente labor de muchos estudiosos, porque Kafka y su obra han suscitado el interés y la dedicación de los críticos más destacados de la literatura y el pensamiento contemporáneo. Ahora disponemos en castellano del primer volumen de una edición fiable y de estudios suficientes sobre su vida y obra. Sería absurdo e inútil intentar mostrar, en unas pocas líneas, su complejo significado, interpretado en ocasiones, de forma harto contradictoria.

Los abundantes textos autobiográficos, la correspondencia y sus diarios han permitido iluminar buena parte de su producción. Tal vez las palabras del propio Kafka llevaron a una parte de la crítica a interpretaciones esotéricas. Posiblemente no se concedió suficiente importancia a su sentido del humor, a una concepción de la vida, cuyo sustrato judío hacía de su paisaje urbano, una Praga cambiante, de población de habla alemana minoritaria, una abstracción, algo como una maqueta (metáfora de Arendt) de una realidad de la que huirá, como de su monótono y aburrido trabajo, aunque toda su obra en ellos se sustente. Anticipó mucho de lo que vendría, ya que, dado su trabajo, podía observar un presente con claros indicios de deshumanización. ¿Conseguiremos sustituir el título de América por El desaparecido? Me temo que va a resultar muy difícil derrotar a Max Brod, un amigo que traicionó la confianza de Kafka. Por ello quedamos en deuda con él y con su inestimable percepción crítica.