Ni gordas ni flacas
Nora Lobo
26 abril, 2000 02:00Resulta asombroso que incluso su autora se pregunte una y otra vez qué está escribiendo y, aunque no acaba de verle la raigambre a su escritura, se justifica con un ingenuo: "Confieso que deseo tener lectores interesados en mis escritos". Todo ello en un "Intermedio" que se inserta entre dos de los capítulos de la ¿trama?, que ni se sabe qué hace ahí, ni por qué insiste la autora en repetir lo que ya nos dijo ni por qué su editor no ha ejercido su derecho a poda justo en esta parte.
Por último, hay que hacer notar hasta qué punto planea sobre estas páginas el fantasma de la novela -aquella sí lo es- de Laura Esquivel Como agua para chocolate. También aquí los manjares curan o agudizan el mal de amores, las abuelas transfieren secretos culinarios inimaginables y hay bodas, y partos, y recetas cuyo ingrediente principal es la imaginación. La herencia de Esquivel no le bastó a Nora Lobo para construir una novela. La herencia culinaria de Lobo no nos sirve a sus lectores mientras la disfrace de autobiografía.