Novela

Crimen en Compostela

Carlos G. Reigosa

17 mayo, 2000 02:00

Plaza & Janés. Barcelona, 2000. 210 páginas, 2.550 pesetas

La novela de Carlos Reigosa entretiene y enseña por medio de una narración ágil y ligera localizada en una ciudad emblemática que ya de por sí es un espacio artístico y literario

La obra literaria de Carlos G. Reigosa (Lagoa de Pastoriza, Lugo, 1948), escrita en gallego y en castellano, concebida entre el periodismo y la ficción, se ha desarrollado, por el momento, en tres modalidades narrativas con estrechos lazos entre ellas: el cuento y la novela corta, con temas y motivos que van desde los recuerdos de infancia y adolescencia en su Galicia interior hasta la reinvención galaica de algunas historias de Bretaña; los reportajes, crónicas o libros de viajes, que, por separado o en conjunto, configuran sus libros de investigación en torno a los maquis y su aciago destino en la difícil y oscura posguerra; y la novela propiamente dicha, con integración de materiales ficticios y de información periodística aplicados a la moderna sociedad gallega, desde sus comienzos en el relato de corte policiaco en Crimen en Compostela (1984) hasta el interés creciente por un tema de gran rendimiento novelesco como es el contrabando de tabaco y de droga en la Galicia costera de los últimos años, tratamiento iniciado ya en A guerra do tabaco (1996).

Crimen en Compostela
cuenta con una larga andadura en la narrativa gallega desde que en 1984 ganara el I Premio Xerais para convertirse en la primera novela negra en un sistema literario entonces necesitado de textos de alcance popular. Transcurridos más de quince años, esta obra ha tenido numerosas ediciones que la han destacado como una de las novelas más vendidas de la literatura gallega en las dos últimas décadas. Por eso y porque reúne cualidades literarias dignas de mención Crimen en Compostela merecía llegar al más amplio público lector en castellano. Porque la novela de Reigosa entretiene y enseña por medio de una narración ágil y ligera localizada en una ciudad emblemática que ya de por sí es un espacio artístico y literario.

La trama novelesca reúne elementos clásicos del relato de intriga asimilados a la sociedad gallega del último tercio del siglo XX. Un empresario de la construcción, millonario y mujeriego compulsivo, muere asesinado en la noche compostelana. La investigación del crimen corre a cargo de Nivardo Castro, aventurero internacional y amigo del periodista Carlos Conde, dos personajes que volverán a aparecer también en A guerra do tabaco. Pronto se descubren los amores y adulterios protagonizados por dos antiguos socios del negocio inmobiliario enredados en dos triángulos amorosos con sendos vértices ocupados por la mujer de uno de ellos en un caso y por una prostituta compartida por ambos en el otro.

Además de la triple aventura sentimental y del contraste de caracteres entre los dos empresarios, el recorrido urbano exigido por las pesquisas permite descubrir turbias relaciones entre los nuevos ricos de la construcción y los más bajos fondos habitados por chulos, putas y otros hampones. Se ha prescindido del ambiente universitario, como signo del poco peso de la Universidad en la vida ciudadana. Aunque se echa en falta una mayor implicación de la naciente política autonómica en la hábil mezcla de ficción y realidad en una trama que mantiene hasta el final la suspensión de la intriga y que incrementa su atractivo con divertidas anécdotas populares en la ciudad. Por eso la novela puede suscitar el interés de muchos lectores. Y además de entretener con su intriga, ilustra enseñando la ciudad milenaria de Santiago, perenne poema en piedra hecho arte con la confluencia de varios estilos que se dan cita en la insólita Plaza del Obradoiro. Quizás algunas descripciones artísticas no disimulen su procedencia de guía turística.

Pero no hay duda de que, salvo esta limitación o la desmesurada comparación final del crimen con el asesinato de un arzobispo en el siglo XIV, ambas explicables por su extracción periodística, el autor ha sabido enriquecer su obra con la dosificada integración de referencias históricas, mitos, leyendas y tradiciones seculares, desde el apóstol Santiago, Prisciliano y Xelmirez hasta el popular Atlas que sostiene la bola del mundo en una céntrica plaza compostelana, además del explícito homenaje a escritores gallegos de la importancia de Cunqueiro y Torrente Ballester.