El último amor de Constantinopla
Milorad Pavic
18 octubre, 2000 02:00Para los no iniciados, el autor ofrece las instrucciones para echar las cartas. De esta manera, el lector interactúa con el sentido simbólico de la narración y puede aplicar una interpretación personal a su lectura. El libro se completa con una baraja de Tarot, cuyo significado queda explicado en el índice.
Este es un libro que no deja indiferente. Pavic, después de su novela-léxico Diccionario jázaro (1984), ha publicado una novela-crucigrama, Paisaje pintado con té (1988), y una novela-clepsidra, El interior del viento. Publicada en 1994, ahora nos llega en castellano esta extraña y bella narración, como una nueva Ilíada esotérica, como una colección de fábulas poseídas por la magia y la poesía que desgranan vidas y amores, las gestas y las mezquindades de dos familias serbias cuyos destinos se unen y desencuentran.
Como en Las mil y una noches, Pavic nos embruja con el hechizo de una mujer que busca su destino, porque el Tarot son las palabras con las que piensa que el dolor propio es sólo un eco del ajeno: de los grandes amores uno envejece con rapidez. La ironía y la reflexión se entrelazan, y así todo el libro es parábola de la vida y el tiempo: "La victoria tiene muchos padres, la derrota siempre es huérfana"; pero también piensa que ambas tienen la misma madre (pág. 54) Baraja de Tarot y lirismo mágico: "Las cosas hay que decirlas al menos dos veces para que se oigan de verdad" (pág. 55).