Novela

Tawassul

10 enero, 2001 01:00

Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Sevilla. Isla de la Cartuja. Américo Vespucio, 2. Hasta el 17 de enero

Las esplendideces naturales de la costa campogibraltareña, las playas casi vírgenes del litoral del Estrecho, la breve -pero eterna- franja de mar que separa dos continentes, sirve de dramático escenario a uno de los episodios más descarnados que vive la sociedad occidental. Apenas catorce kilómetros alejan dos mundos, dos existencias, dos inquietantes realidades que, en aquella orilla se trueca en desesperante necesidad. Muchos son los hombres que han dejado su vida en la oscura línea de la costa. Es el destino fatal de los que buscan un paraíso ilusorio fomentado por la incongruencia de una sociedad en decadencia.

Esta vez el Estrecho sirve de nexo, de brazo amigo que une dos culturas, dos realidades felices que borran las fronteras y ponen lazos culturales a un mismo sentimiento de eternidad. Tawassul es el reencuentro con el arte que se hace en las dos orillas, las marcas eternas de realidades que no se ven separadas por los caprichos de una geografía tan, casi siempre, hostil. De allí, Mohamed Kacimi, sugerente evocador, Fouad Bellamini, hacedor de formas expresionistas, Khalil el Gherib, positivador de una mínima estética matérica y Abdelkrim Ouazzani, delimitando mínimamente los espacios de la pintura y la escultura. Cuatro nombres importantes del arte de Marruecos que llegan cargados de las máximas inquietudes plásticas y estéticas y, por supuesto, mostrando una realidad alejada de las meras curiosidades que por su origen pudieran suponer. Los de aquí son artistas con un desarrollo suficientemente clarificado. Sus nombres bastan para identificar su preclara posición en el arte: Luis Gordillo, Rafael Canogar, Fernando Verdugo y Diego Moya.