Image: Balzac y la joven costurera china

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Novela

Balzac y la joven costurera china

DAI SIJIÉ

2 mayo, 2001 02:00

Traducción de Manuel Serrat Crespo. Salamandra. Barcelona, 2001. 189 páginas, 1.800 pesetas

Inspirada en elementos autobiográficos, Dai Sijié ha escrito una novela lineal, que rezuma imágenes cinematográficas y ofrece las oportunas dosis de exotismo para atraer al lector occidental

El apellido, en chino, se escribe en primer lugar; de modo que, en realidad, el autor de Balzac y la joven costurera china es Sijié y el apellido Dai; aunque en Francia, como en la mayor parte de los países occidentales, se ignora este hecho. Nacido en 1954, autor de tres películas realizadas tras su llegada a Francia en 1984, ésta es la primera de las novelas de Dai Sijié. Escrita en francés en 2000, alcanzó gran éxito de ventas en el país vecino. La novela china carece de tradición moderna. Quizá por ello la de Dai Sijié se aleja de las complejidades estructurales de los relatos occidentales, se desarrolla en forma lineal y rezuma imágenes cinematográficas.

Inspirada en elementos autobiográficos, su trama ofrece las oportunas dosis de exotismo para atraer al lector occidental: su negativa experiencia de la "revolución cultural", cuando fue enviado a un lejano pueblo del Tibet para su re- educación entre campesinos, se convierte en un canto a la libertad, una exaltación del amor a la literatura como símbolo de liberación (impensable en Occidente) y la fe en la capacidad del hombre para superar cualquier situación.

La novela narra la integración de dos jóvenes, hijos de profesionales ambos y, en consecuencia, sospechosos de ser "enemigos del pueblo", en una aldea de ex-cultivadores de opio próxima al Tibet y a sus tradiciones, donde deberán adaptarse a bárbaras costumbres y duro trabajo. Los moradores del Fénix del Cielo nunca han asistido a una proyección cinematográfica; de modo que el narrador se encarga de contarles historias de pésimos filmes norcoreanos o chinos que los aldeanos aprecian como un regalo. Su éxito es tal que el alcalde les autoriza a asistir a las sesiones mensuales de cine de Yong Jing, una población que se halla a dos días de viaje, para que el narrador convierta en palabras y gestos las imágenes. Las peripecias diarias les llevarán a conocer a "Cuatroojos", otro represaliado como ellos, que posee, sin embargo, un preciado tesoro: una maleta con algunas novelas francesas traducidas. A cambio de favores, éste les presta alguno. La figura de la hija del sastre, personaje que deambula por las aldeas de la zona, se convertirá en eje del relato y lo transformará en una novela de amor. Enamorada de Luo, ambos vivirán una aventura idílica entre ríos salvajes y paisajes silvestres.

Bajo el tono ligero y hasta folletinesco se esconde la crítica contra un sistema que propició "la revolución cultural". Un policía pasa de vez en cuando para controlar la reeducación. Es cuando los jóvenes tienen que esconder sus libros. Pese al dramatismo, la novela se plantea con un extremado objetivismo, distanciamiento muy diferente de parecidos experimentos occidentales, y no carece de un tono humorístico que suaviza las situaciones. Utiliza a menudo la imaginación, el cuento inscrito, recrea los temas orales y no falta la idea de reconvertir las obscenas canciones populares en revolucionarias. La trama lineal adornada con historias colaterales, y tampoco faltan las escenas de sadismo, como la extracción de una muela al jefe del poblado, o los ataques de jóvenes cam- pesinos armados del libro rojo. Bajo su simplicidad, puede advertirse la diversidad de intenciones y los posibles niveles de lectura.