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Toda la soledad
Marina Castaño
16 mayo, 2001 02:00He aquí una lectura tan sosegada como sus protagonistas. Y un debut digno que, seguro, va a levantar pasiones
No se hubiera hecho de este libro una primera edición de 20.000 ejemplares si se hubiera tratado de cuentos, desde luego. En fin. Sea como sea, a la primera novela de Castaño se le nota que parte de un inicial grupo de narraciones breves. Existe el nexo de unión, es cierto, y existe con naturalidad, sin quedar en evidencia, lo cual es fundamental. Lo cual no impide que las historias que se van desgranando en sus páginas tengan, por separado, entidad de cuentos. Y, en conjunto, sumando las unas a las otras, esta novela tiene un cierto aire a serie inglesa de la sobremesa, o a esas apacibles películas donde predomina el diálogo, la campiña y el tiempo lluvioso. No es gratuita la comparación: se sitúa la trama en un pueblo inglés al que llega Maggie, la protagonista, tras una larga ausencia y aquejada de una enfermedad grave. Va en busca de recuerdos con los que urdir una trama novelesca -tópico recurso, menos mal que no se insiste en él en exceso- y a desvelar algunas de las claves de su pasado. En el pueblo halla, además de los escenarios de su memoria, un ramillete de personajes doblegados por una soledad contra la que tratan de luchar sin éxito. Personajes que viven de puertas adentro, que esconden secretos terribles, que cometen adulterios y que llevan dobles vidas. La tranquilidad es sólo un espejismo para ellos. En realidad encubren las más soterradas y descabelladas pasiones. Todo esto mientras afuera llueve casi siempre sobre los jardines y los terraplenes de flores. Lo más logrado de esta novela es, sin duda, la forma. Esa forma que se lo debe todo a la idea inicial de Castaño de escribir un libro de relatos. Cada personaje es, a su modo, un protagonista de la historia o de su parte de ella. Después, el narrador -narradora: es la propia Maggie quien nos cuenta, a veces extralimitándose en sus capacidades de observación, pero con habilidad- el narrador, pues, hilvana las diferentes anécdotas hasta formar este mosaico de experiencias próximas pero a la vez tan alejadas unas de otras. En suma, una lectura tan sosegada como sus protagonistas. Y un debut digno que, seguro, va a levantar pasiones.