Image: Dolabella

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Novela

Dolabella

ANTONIO PRIETO

6 junio, 2001 02:00

Seix Barral. Barcelona, 2001. 224 páginas, 2.500 pesetas

Antonio Prieto es, en las letras españolas de los últimos 50 años, un ejemplo de permanente dedicación a la literatura por partida doble. De un lado, como profesor y ensayista, ha dado valiosa muestra de su trabajo en numerosos libros de historia literaria, teoría de la literatura y literatura comparada. Del otro, como novelista, es creador también fecundo que ha recorrido una importante trayectoria narrativa desde su temprano premio Planeta obtenido en 1955 con Tres pisadas de hombre. Entre sus más recientes aportaciones, que se suceden con mayor celeridad a partir de los 90 al haber aumentado el autor su entrega a la creación tras haberse jubilado ya como profesor, resulta obligado recordar Isla Blanca (1997), premio de la Crítica Andaluza, y otras novelas en las cuales Prieto sigue insistiendo con acierto en su peculiar tratamiento de temas e inquietudes existenciales de ayer y de hoy ambientadas en diferentes épocas pero impregnadas siempre de una sólida asimilación del mundo clásico.
Dolabella continúa esta misma línea, pues en su desarrollo se integran aspectos de novela generacional sobre nuestro pasado próximo desde el tardofranquismo hasta la transición y de relato del aprendizaje que recrea un proceso amoroso en dos tiempos y en las tres etapas habituales de encuentro jubiloso, plenitud ardiente y distanciamiento final de los amantes. El tiempo real de la historia comienza en los años 60, con un pequeño grupo de universitarios comprometidos en actividades políticas revolucionarias. El narrador en primera persona es el encargado de historiar la vida pública de Lot, carismático líder del grupo. De Sevilla se trasladan a Madrid porque el joven seductor acaba consiguiendo la secretaría general del más importante partido político de izquierdas. Y así hasta llegar a las dos primeras elecciones generales, con los dirigentes del partido a las puertas del poder. Como vemos, resultará muy fácil reconocer los nombres reales de los protagonistas de esta novela generacional en clave, con sus momentos de ilusión y un madrugador desengaño en la figura del narrador testigo.

Pero lo mejor de la obra radica en su propuesta cervantina de superar los estrechos límites de la realidad presente por medio de la imaginación. Pues el narrador se convierte en protagonista de un proceso amoroso que lo lleva a él y a su amada Dolabella a la Roma imperial de Augusto, Mecenas, Virgilio, Horacio y otros poetas de aquella época de esplendor cultural. La transición entre el tiempo real y el imaginario se produce a partir de la película Julio César, Mankiewicz, sobre la obra homónima de Shakespeare, y de la recurrente cita del poeta latino Propercio y su amada Cintia. La película sirve para relacionar ambiciones y estrategias de la lucha por el poder en ambos períodos históricos. la poesía de Propercio resalta el tono elegíaco en el proceso amoroso del narrador. Y la combinación de los dos mundos permite al autor completar una sutil y misteriosa "elegía por una esperanza" en la que vida y literatura se dan la mano.